Bienvenido sea el Tour
Es inevitable: nunca llueve a gusto de todos. Ayer lo hizo con ganas y deslució en parte todos los preparativos para recibir la llegada del Tour a la ciudad. Durante dos días, Barcelona ha sido el escenario de la prueba ciclista más prestigiosa del mundo, algo que, como la misma lluvia, no es del agrado de todos. Un evento de tal magnitud conlleva irremediablemente inconvenientes y molestias a los ciudadanos. Sin duda, no es agradable que te corten la calle, que no puedas sacar el coche del parking o que, durante unas horas, no se pueda circular por ciertos tramos. Hay quien dice que la promoción de la ciudad, ya sea con eventos deportivos, películas, publicidad, etc., no beneficia a sus ciudadanos. Y hay quien, en esta llegada del Tour, sólo ve una oportunidad única para vivir en directo una competición única con una ilusión que segregó de algún modo el espirítu olímpico de los Juegos del 92 y que aún persiste entre muchos barceloneses.
Ilusiones a parte, es innegable el beneficio que comporta ser la meta de una etapa del Tour. Porque se pone a prueba una ciudad, su capacidad organizativa y la implicación de los ciudadanos en una actividad que no reporta un beneficio personal, pero sí colectivo. Y es que es induscutible el valor de salir en 1.800 medios de comunicación de todo el mundo y de ser escenario de una actividad que es seguida por millones de ciudadanos de todo el planeta. Barcelona lleva dos años negociando el paso del Tour por la ciudad y ha valorado ser parte de la carrera como un impacto mediático superior a 100 campañas de publicidad. El objetivo es captar la atención de Ásia y Estados Unidos, y más ahora cuando muchos aún no tienen el destino de vacaciones decidido.
Publicado el 9 de julio de 2009 a las 17:30.