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Fiesta en el avión. La victoria de España en el Mundial de Sudáfrica merece una celebración por todo lo alto. Después del partido, se multiplicaron las emociones sobre el césped del Soccer City, los abrazos y todo tipo de felicitaciones entre los integrantes del equipo español. Además, todo el mundo quería darle la enhorabuena a la Roja por su triunfo. Autoridades como la Reina Doña Sofía, el Príncipe Felipe o la Princesa Letizia visitaron el vestuario español, al igual que rostros tan conocidos como el del tenista Rafa Nadal. Casillas le dio un beso de película a su novio, la periodista Sara Carbonero, ante las cámaras de Telecinco y el cachondeo era increíble en el estadio. También lo fue en el avión que trasladó al grupo desde Johannesburgo hasta Madrid, donde los jugadores se lo pasaron en grande. Estas imágenes ponen de manifiesto el buen ambiente que hubo durante el largo trayecto.
Visita al Palacio Real. Con ojeras pronunciadas en sus rostros, aspecto cansado y una inmensa satisfacción por el éxito conseguido, los componentes de la selección española aterrizaron el pasado lunes al mediodía en el aeropuerto de Barajas (Madrid). Después de un rato de reposo y la correspondiente comida, la campeona del mundo se dirigió al Palacio Real. Allí, el Rey Don Juan Carlos, que no pudo estar en la final del Mundial, agradeció la "emoción", "ilusión" y "orgullo" que la 'Roja' ha creado en toda la población. "Habéis hecho vibrar a todos los españoles, haciendo realidad nuestros sueños y proyectando el nombre de España en el mundo. Estos son los sentimientos que, como Rey, os traslado con el mayor de los abrazos, con toda mi gratitud y mi más afectuosa enhorabuena", manifestó, refiriéndose al grupo. "Sois ejemplo de deportividad, nobleza, buen juego, trabajo en equipo y ahí tengo que dar la enhorabuena a Vicente del Bosque que, aunque sé que no le gusta aparecer por ahí, siempre tendrá mi reconocimiento", quiso destacar Juan Carlos.
Zapatero recibe a 'la Roja' en Moncloa. Después del Palacio Real, le llegó el turno al Palacio de la Moncloa, residencia presidencial. José Luis Rodríguez Zapatero recibió al combinado nacional de fútbol y sacó pecho por este éxito del deporte español. "Enhorabuena a España por este gran triunfo histórico. Deseo felicitar a los 23 jugadores de corazón, como todos los españoles. Esta victoria es de los 23 jugadores de la selección, pero detrás está la fuerza de todos los españoles. La han ganado ellos, pero es también de todos los jugadores de tantas generaciones que han ayudado a llegar a la cima del fútbol mundial", señaló el presidente del Gobierno ante jugadores, cuerpo técnico y dirigentes de la RFEF. Zapatero hizo especial hincapié en la figura del capitán Íker Casillas. Asimismo, alabó la figura deportiva y humana de Andrés Iniesta. Tampoco se olvidó del seleccionador Vicente del Bosque.
Posteriormente, la selección se subió a un autobús descapotable con la intención de recorrer las principales calles de Madrid, que estaban llenas de aficionados deseosos de verles y compartir el mayor éxito del fútbol español. Televisiones, radios y páginas en Internet realizaron un seguimiento pormenorizado del autobús. Las imágenes y crónicas evidenciaban que toda la ciudad se había echado a la calle para festejar con ellos el Mundial. Residentes en Madrid y aficionados que viajaron hasta la capital sólo para estar cerca de la selección española disfrutaron de lo lindo viendo a sus ídolos.
Pequeños, jóvenes, mayores, familias y parejas se dieron cita sobre el asfalto o las aceras del recorrido. El gentío impresionaba desde los primeros pasos de la procesión española en la zona de Moncloa. La simbiosis entre jugadores y afición fue total. Había una necesidad recíproca de afecto y agradecimiento. El paseo motorizado de la Roja comenzó pasadas las siete y media de la tarde. A eso de las nueve, subían la Gran Vía hasta la zona de Callao. Éste era el ambiente justo antes de verles a lo lejos.
Banderas de España en los edificios más nobles de la mítica calle madrileña daban un colorido nacional a este paisaje. Cuando el bullicio se hizo ensordecedor, el autobús apareció en la distancia y pasó la plaza de Callao ante el griterío colectivo, vítores inaudibles y muchas fotos con cámaras o móviles.
La policía abría paso a la selección, la calle estaba abarrotada pero imperó el civismo y fue posible observar a los héroes de Johannesburgo a una distancia sorprendentemente corta. Ramos, Arbeloa, Marchena, Javi Martínez, Llorente o Torres aparecían en la parte frontal del autobús. Saludaban con la sonrisa puesta, hacían múltiples gestos de victoria y comentaban la jugada sin perder la oportunidad de cantar con el público. Xabi Alonso, Busquets e Iniesta iban juntos en un lateral. El autor del gol ante Holanda llevaba un simpático sombrero y parecía un muñeco de cera. Con una bandera de España, Casillas controlaba la situación desde la parte trasera. Del Bosque, junto a su hijo Álvaro, lucía elegante y agradecido por tanto apoyo. La Copa del Mundo, casi siempre en alto, besada, exhibida.
Cada pocos metros, el autobús detenía su marcha para que la gente pudiese ver durante más tiempo a los suyos. En una de esas arrancadas, el autobús se movió más de la cuenta y Álvaro Arbeloa, que estaba con una pierna fuera y otra dentro en un borde del autobús, se fue al suelo. Tras unos segundos, como puede verse en las imágenes anteriores, todo volvió a la normalidad. De hecho, el propio jugador se se agachó unos minutos después para agarrar una simpática mascota del pulpo Paul que llevaba los colores de la bandera española. El ejercicio de malabarismo tuvo un final feliz.
La Roja bajó la Gran Vía ante las carreras de toda la gente que deseaba seguirles hasta el fin del mundo y prosiguió su multitudinario recorrido con un objetivo inevitable: la explanada de Puente del Rey, en las inmediaciones de Príncipe Pío. Allí, se había montado una buena fiesta con diversas actuaciones musicales y dos horas más tarde de lo previsto aparecieron los protagonistas en un recinto completamente lleno. Subieron al escenario, saludaron al respetable y hablaron con el estilo coloquial que la situación requería. Sin lugar a dudas, el gran animador del cotarro fue Pepe Reina, que hizo de 'skeaper', del mismo modo que tras la victoria en la Eurocopa. Homenajeó a los 23 jugadores del equipo, al técnico y a todos los integrantes de esta hazaña. ¡Vaya figura!
Marcos Blanco
marcos@gentedigital.es
Publicado el 13 de julio de 2010 a las 08:45.