Un gol del alemán Khedira supuso la victoria de Alemania contra Uruguay (2-3) en el partido que decidía la tercera plaza del Mundial de Sudáfrica. Müller adelantó a los chicos de Joachim Löw, los charrúas le dieron la vuelta al marcador, pero no pudieron mantener el resultado.
29 de junio de 2008. España derrota en la final de la Eurocopa a Alemania. Los germanos ponen sobre el tapete del Erns Happel de Viena sus archiconocidos recursos: garra, potencia física, juego directo, chut de larga distancia...todo es estéril ante el juego preciosista de la selección que dirigía Luis Aragonés. Esa derrota supuso un punto de inflexión en la Mannschaft.
Pero sería erróneo atribuir ese cambio sólo a esa derrota. En 2004 Alemania fue poco menos que humillada en la Eurocopa de Portugal. Una derrota ante la República Checa y sendos empates ante Holanda y Letonia hicieron a la federación germana plantearse el futuro del equipo. Se necesitaba una regeneración y esta pasaba por un mejor modelo de categorías inferiores.
Cogiendo el ejemplo español, las divisiones inferiores de Alemania comenzaron a ser más mimadas. Los frutos no tardaron en llegar: campeones de Europa sub-17, sub-19 y sub-21. De esta última generación son jugadores como Boateng, Özil o Khedira. Y por detrás vienen talentos descollantes como Toni Kroos.
Desde 2008, Joachim Löw ha cambiado la cara a su equipo más por la aparición de jóvenes talentos que de cambio en la filosofía de juego. Respecto al once que jugó la final de la Eurocopa, han salido de la selección cinco jugadores. La línea más afectada ha sido el centro del campo. Ahí, donde se genera el ADN de cualquier equipo, ya no están Frings, Hitzlsperger ni Ballack (éste por lesión). En su lugar están Khedira, Özil y Thomas Müller.
Por eso, Vicente Del Bosque ya ha avisado que la clave del encuentro puede estar en la posesión del balón. Alemania se siente mucho más cómoda con él pero, cuidado, ese no es su único argumento. Ante Inglaterra sentenció el partido jugando al contragolpe y ante Argentina en el segundo acto dejó la posesión para la albiceleste y así desnudar todas sus carencias. Los goles de Muller ante los ingleses y el segundo de Klose ante los argentinos así lo demuestran.
Esta Alemania, camaleónica como pocas en su historia, sueña con levantar su cuarto título de campeón del mundo. Lejos de pensar en la racanería defensiva y en la apuesta por veteranos, la Mannschaft ha supuesto un soplo de aire fresco en un torneo donde han primado las precauciones. Gane España o Alemania, ganará el fútbol.
Francisco Quirós Soriano
Publicado el 6 de julio de 2010 a las 18:00.
Naranjito
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