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No sé qué pasa pero en Valladolid están todos cortados por el mismo patrón. Como les ha ido tan bien centralizándolo todo, pues no dejan de pedir más cosas porque seguro que alguna más caerá. Si compiten a muerte entre ellos, como pasó con la instalación de Ikea en la vecina localidad de Arroyo de la Encomienda qué no va a pasar con las otras ocho provincias. Si por Valladolid fuera lo acapararía todo y harían una ciudad que superara ampliamente el millón de habitantes y el resto de la comunidad serían comarcas pucelanas para ofrecer rutas turísticas con centro en Valladolid y cultivar las tierras y criar ganado cuyas materias primas se transformarían en Valladolid.
Eso, no sólo no es hacer Comunidad, sino que es ir en contra de la Comunidad de Castilla y León que diseñó Rodolfo Martín Villa y donde la descentralización y el aumento del peso político de las diputaciones eran los ejes. Pues la realidad ha sido bien distinta con un centralismo vallisoletano que todo lo abarca. Recordarán cómo el alcalde de Valladolid ha saltado como un cohete exigiendo el puesto de mando del Ave para el Noroeste, o un tranvía-ahora tampoco se hará en León- para Valladolid o un Palacio de Congresos porque León proyectaba uno con la ayuda del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio y la Consejería de Fomento. Estoy esperando el día en el que salga un proyecto y Valladolid se quite de la carrera para albergarlo porque su sitio lógico es por ejemplo... León. No todo para Valladolid. Es espeluznante oír contar a Rodríguez de Francisco cómo el consejero de Economía, Tomás Villanueva, intentó llevar para Boecillo la empresa que Chemo proyectaba en Navatejera (la prestigiosa farmacéutica León Farma).
Pero volviendo a lo del Aeropuerto, días después se publica un estudio de la Universidad de León donde sólo con poner vuelos de bajo coste y una ayuda de 3 millones al año el Aeropuerto triplicaría el número de pasajeros. Pues ni un gesto de generosidad ni en transportes -ahora que el AVE ha puesto a Valladolid a 50 minutos de Madrid-, ni en política -clama al cielo que León, cuna del parlamentarismo mundial, no sea la sede de las Cortes- ni en ningún otro tema. Y lo peor es que el mapa autonómico está cerrado a cal y canto permitiendo que algunas provincias estén sometidas a otras. El caso es que no nos tienen en cuenta, nos hacen ver que no valemos para nada, pero no nos dejan emprender un camino e insisten en quitarnos lo poco que con tanto esfuerzo hemos conseguido. Y así, como diría el popular y televisivo Juan Cuesta...‘en esta nuestra comunidad, no hay quien viva'. Y como remataría Emilio, el portero del edificio, "Un poquito de por favor...".
Publicado el 18 de octubre de 2011 a las 11:45.