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“Me sorprende la tremenda facilidad que tiene el alcalde para enfrentarse con todo el mundo todos los días”. Ésta es la frase lapidaria que la presidenta del PP de León y de la Diputación, Isabel Carrasco, pronunció, al preguntarla por la decisión del Ayuntamiento de no permitir la salida de los bomberos fuera del territorio municipal a partir del 1 de julio de 2010 si no colaboran con mucha más 'pasta' todas las instituciones implicadas y especialmente la Diputación y la Junta. Es un nuevo frente que abre el Ayuntamiento de León en su afán de sanear las maltrechas cuentas municipales. Es una polémica que se une a las manifestaciones de Puente Castro, el cambio en la ubicación del rastro, la reducción de la plantilla, privatización de los servicios de jardines, obras y agua y el agua, la subida del IBI… Parecen demasiadas y con un desgaste más que notable, pero da la impresión de que el alcalde sólo tenía dos opciones; o seguir la espiral de gasto y endeudar el Ayuntamiento hasta los 500 millones de euros (a razón de un déficit mensual que había de más de 3 millones de euros al mes) o coger el toro por los cuernos para poner coto y control a tanta deuda. Se optó por la segunda y está teniendo un elevado coste político porque se han aplicado medidas muy antipopulares en busca de aumentar los ingresos y reducir los gastos. Es el sálvese quien pueda, pero las cuentas tienen que cuadrar y adaptar los gastos a las competencias del Ayuntamiento. El examen de los ciudadanos será en 2011. Ahí se verá quién tiene razón. Francisco Fernández y su equipo PSOE-UPL tienen todavía dos años para cambiar las espinas del desgaste por las rosas de una gestión coherente, con la hacienda saneada y a la vez poner en marcha obras que sirvan para modernizar la ciudad. Un reto al que la crisis ha puesto al borde de lo imposible, aunque todavía hay tiempo para poder acariciarlo allá por 2011.
Publicado el 18 de mayo de 2009 a las 18:45.