La nueva política municipal
El 22-M se enfrentaban a las urnas dos formas de hacer política y de contemplar el futuro de la ciudad. Por un lado, optaba a la reelección Francisco Fernández tras casi 6 años de alcalde en dos periodos (junio 2003 al 4 de diciembre de 2004 y junio de 2007 a junio de 2011). Su estrategia era clara: la continuidad del equipo, el poner en valor la excepcional e histórica inversión del Gobierno de Zapatero e insistir en proponer una ciudad moderna donde el Palacio de Congresos y el tranvía serían las estrellas. Nadie discute las cifras inversoras del Gobierno y tampoco se discute que una buena parte de los logros se debe a la sintonía del Ayuntamiento con el Gobierno. Los proyectos y las inversiones no vienen solas como llovidas del cielo, sino porque se pelean en los distintos departamentos ministeriales. Las inversiones -repito, históricas- eran una excepcional tarjeta de visita, pero no llenaba todo lo que un votante puede exigir. La candidatura socialista no calculó bien el coste político que tendría medidas que tanta polémica generaron como no dar acceso por Fernández Ladreda, la subida del IBI, la ubicación del Parque de Pocoyó, el tranvía, el despido del personal de jardines y obras. PSOE -y UPL- habla de venganza política al destruir lo anterior.
Enfrente, el PSOE tenía a un PP con todo el viento a favor a nivel nacional por el drama del paro y la crisis económica y a un candidato no muy conocido al que le llegaba la oportunidad de su vida: ser alcalde de León. Y Emilio Gutiérrez, con una candidatura totalmente renovada, se dedicó a escuchar a los leoneses y a ir poniendo en su programa sus demandas, que en gran parte chocaban con el proyecto socialista. Y elaboró un programa basado en quince principios con más de doscientas medidas que, en sus palabras, “suponía una alternativa al desgobierno socialista”. Y arrasó. Nadie antes había logrado sacar 15 concejales en un Ayuntamiento de 27 miembros, superando en uno la única mayoría absoluta lograda en estos 30 años (Amilivia, 1995). ‘Sólo’ sacó 2.460 votos más que la candidatura del PP en 2007, pero sí logró desgastar al PSOE que perdió ¡¡¡11.500 votos!!! respecto a las elecciones de 2007. Emilio Gutiérrez es alcalde desde el 11 de junio y desde esa fecha ha sido como una ‘hormiguita’ que cada poco sorprende con el cumplimiento de su programa de asuteridad sin grandes parafernalias, pero con sentido común. Suprimió los escoltas del alcalde, quitó la llave del ascensor a la planta 7ª, redujo dedicaciones exclusivas y cargos de confianza, abrió Fernández Ladreda, recortó el gasto de las fiestas, ordenó la limpieza de parques, calles y jardines, cambió Pocoyó... y devuelve el rastro a Papalaguinda. Es a lo que se había comprometido y es lo que una gran parte de los leoneses quería. Pero a Emilio Gutiérrez le queda una dura tarea: la de sanear las cuentas, bajar el IBI y generar empleo. Un reto más que difícil. Pero antes de tomar medidas, quiere conocer la realidad. Y en eso está.
Publicado el 22 de julio de 2011 a las 09:15.
