A vueltas con el transfuguismo
Cuando cargos electos abandonan un partido sería lógico que tuvieran que renunciar al acta de concejal/diputado porque pertenecería al partido en cuya candidatura concurrieron a las elecciones. Quizá tampoco estaría mal que pertenezca a la persona. Pero lo que no está bien es el vacío legal que tanta polémica -y transfuguismo- genera. De ahí que sea un desastre que la ley no recoja una normativa clara. Se deja a la elección de los dimisionarios el seguir con su escaño pasando a no adscrito o al Grupo Mixto, lo que se critica, o dimitir, lo que se elogia. El PP ha sufrido en las últimas semanas 4 bajas; dos de ellas -Darío Martínez y María Encina Pardo- se fueron dejando sus escaños en Ponferrada; Ana Guada y Mª José Alonso se quedan con sus actas de concejalas de León. Ni siquiera forzó al cambio de la ley el ‘Tamayazo’ aquel que impidió a Rafael Simancas ser presidente de la Comunidad de Madrid por el voto en contra de dos de los diputados socialistas dejando el gobierno en manos de Esperanza Aguirre. El PP también se benefició en la anterior legislatura cuando De Francisco y Covadonga Soto se fueron de la UPL y sus votos fueron decisivos para que Amilivia recuperara el sillón de Ordoño II,10. Ahora el PP pide el acta de Guada y Alonso. Dejar la decisión al libre albedrío individual tiene estas cosas; unas veces te beneficia y otras te perjudica. Eso sí, sólo se apela a la democracia cuando perjudica. Así que tenemos un nuevo caso de fuga, transfuguismo, expediente disciplinario, expulsión o como quiera llamarse. Actúen... o callen.
Publicado el 8 de octubre de 2010 a las 10:15.