El objetivo tiene que ser León
Es evidente que el reto de los políticos es lograr el poder. De ahí que los que mandan hagan todo lo posible por maquillar la realidad para hacer ver su buena gestión y los partidos de la oposición analicen con lupa cada decisión en busca de errores que desgasten al equipo de gobierno. Hasta aquí todo normal, ya que es muy lícito buscar el poder. Pero no debe valer todo. Los políticos deberían saber que el ciudadano vota para que salga un equipo que luche por su ciudad, su provincia, su autonomía o país. Lógicamente de la suma de todos los votos y de posibles pactos -si no hay mayoría absoluta- surge un equipo de gobierno, que es quien lleva la voz cantante, y una oposición, cuya misión es fiscalizar la labor de los que mandan. Ni es bueno que el primero aplique el rodillo, ni tampoco que la oposición actúe como un freno a los proyectos del partido/s en el poder. En el Ayuntamiento de León se está viviendo una situación un tanto extraña. Por tercera vez desde la restauración democrática en 1979 el PSOE llegó al poder. Gregorio Pérez de Lera (q.e.d.) fue el primer alcalde de la democracia, aunque su mandato apenas duró seis meses porque la repetición de las elecciones en varias mesas de Armunia dio el poder a Juan Morano. En 2003, Francisco Fernández llegó a la Alcaldía con el apoyo de los cinco concejales de la UPL. Pero tampoco cumplió entero el mandato pues la ruptura en la UPL propició el pacto de De Francisco y Covadonga Soto para devolver la Alcaldía a Mario Amilivia el 3 de diciembre de 2004. En 2007 ganó por primera vez el PSOE y se quedó a un concejal de la mayoría absoluta. Francisco Fernández gobierna desde entonces con el apoyo de la UPL y recuperando y agilizando proyectos paralizados como el Palacio de Congresos, el tranvía,... Para cuadrar las cuentas el alcalde ha tenido que tomar medidas muy drásticas como la reducción de la plantilla, la subida del IBI o la ‘venta’ del 49% del Servicio de Aguas; medidas con un gran coste político y con una brutal oposición del PP, oposición que en muchos casos raya el insulto y la descalificación. A mí me da igual quién gobierne, pero quiero que quien esté en los cargos públicos luche por León. El tranvía es un ‘chollo’ gracias a la implicación de Feve. Prácticamente sin coste, León contará con 4 kilómetros de tranvía unidos a la línea de Feve. Era lo que pedía el PP cuando el PSOE se empeñaba en un tranvía independiente, pero ahora quiere que el eje central sea Guzmán y que Santo Domingo sea declarado Bien de Interés Cultural. Así no vamos a ninguna parte. Se busca torpedear los proyectos, que por cierto son los pilares de futuro de la ciudad. Los ejemplos son claros: Michaisa y Palacio de Congresos con la colaboración de Junta, Ayuntamiento y Gobierno. Si se hiciera lo mismo en el aeropuerto y en tantos otros temas, León esta vez sí cogería un tren de futro de lujo. Es lo que venía a decir Antonio Silván esta semana al comentar la decisión del alcalde de presentarse por la actitud del PP. No puede uno acceder a un cargo contra alguien sino para trabajar por León. Un buena receta que el consejero practica, pero otros/as no tanto. A trabajar...
Publicado el 18 de junio de 2010 a las 09:15.
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