Una semana de Palacios con final feliz
El 16 de noviembre iba a ser un gran día, pero fue un día lluvioso y de aire en lo meteorológico y nomal tirando a malo en el resto. Ese día, con todos los honores que merecía el acto, se había anunciado que el alcalde de León, Francisco Fernández, iba a firmar el soñado convenio para financiar el Palacio de Congresos que el arquitecto francés Dominique Perrault, diseñó sobre la vieja Azucarera de Santa Elvira. El ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián; y el consejero de Fomento de la Junta, el leonés Antonio Silván, se comprometerían por escrito no sólo a financiar el 40% cada parte del coste del proyecto del Palacio de Congresos y Exposiciones de León, sino también a aportar esas anualidades hasta 2012. En esto el Ministerio de Industria lleva adelanto pues ya ha aportado 6,5 millones de euros de las anualidades de 2008 y 2009. El convenio para Industria, aprobado recientemente en el Pleno, incluía 6 millones de euros en 2010 -partida que ahora se ha quitado de los Presupuestos Generales del Estado y de ahí la polémica-, 8 millones en 2011 y 9,9 millones en 2012. En total, Industria aportaría 30.448.447 euros; la misma cantidad que la Junta a través de la Consejería de Fomento. La Junta tiene previstos sus primeros 4 millones de euros en 2010 y el convenio a firmar fijará las aportaciones futuras. Pero llegó el jueves 5 de noviembre y en la Consejería de Fomento se extrañaban de que ni Ministerio ni Ayuntamiento de León convocasen oficialmente a la firma del convenio. Tanto indagar hizo que trascendieran rápidamente los líos burocráticos del Gobierno y la decisión de la ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, de retirar la enmienda de 6 millones de euros para el Palacio de Congresos de León. Las prioridades sociales primaban sobre un proyecto de futuro en una provincia bien tratada en los Presupuestos Generales del Estado (705 millones en 2010). Algunos dirigentes del PP se desmadraron y criticaron con dureza la aparente falta de compromiso de Zapatero. Daba la impresión de que se alegraban de las desgracias ajenas, que en esta caso lo eran también para León. Quien más mantuvo la cordura fue el consejero de Fomento, Antonio Silvan,ofreciéndose a firmar en solitario con el Ayuntamiento para posibilitar que el proyecto del Palacio de Congresos no sufriera ni una demora más. Quizá los que tanto hablaron y buscaron titulares espectaculares no contaban con que la maquinaria del Estado tiene muchos caminos para llegar a lo mismo. Y, ¡vaya si llegó! Miguel Sebastián anunció que el Consejo de Ministros del 20-N (¡¡¡vaya fecha!!!) aprobará una subvención de 23,9 millones de euros para llevar a cabo un proyecto, ya muy retrasado quizá por culpa de aquella moción de censura del 3 de diciembre de 2004. Y aquí paz... y después gloria. Falta el nuevo día histórico -quizá sea este mismo mes-, pero ya nadie podrá parar un Palacio con buenos cimientos y que será el emblema del nuevo León, como ya lo es el renovado Palacio del Conde Luna. La película tuvo su intriga, pero hubo un final feliz.
Publicado el 20 de noviembre de 2009 a las 10:00.