Después del 7-J...
Las Elecciones al Parlamento Europeo del 7-J están generando multitud de interpretaciones de todas las formaciones políticas participantes en busca de engrandecer la victoria y el crecimiento en votos o de minimizar la derrota. Es claro que las encuestas han hilado fino y el triunfo del PP se convirtió en realidad. No hubo sorpresas, ya que el PSOE no logró el ansiado tirón de última hora en busca del respaldo a su política contra la crisis que consiguió en mayo un ‘brote verde’ al lograr que el paro disminuyera por primera vez en catorce meses. El 23-21 favorable al PP ni se puede calificar de dulce derrota (para el PSOE) ni de espectacular victoria (para el PP). En estas elecciones apenas se pasó del 46% de participación, cuando en las ‘elecciones importantes’ (generales, autonómicas y municipales) se supera el 70%. Es decir, hay en torno a 8 millones de españoles que no han acudido a votar y que sí lo habrían hecho -y lo harán- en unas elecciones con más trascendencia local o nacional. De ahí que me parece disparatada la petición a Zapatero de plantear una moción de confianza. Me parece prematuro y no veo la oposición social suficiente. El Gobierno aún no ha definido su política de alianzas tras romper el PNV su pacto por la llegada de Patxi López al ejecutivo vasco con el apoyo del PP. ZP logró 169 diputados en 2008 y está a sólo 7 de la mayoría absoluta. Eso no lo cambian las elecciones del 7-J. Tendrá que pasar un tiempo para comprobar que no es capaz de lograr y mantener una mayoría parlamentaria sólida antes de hablar de elecciones anticipadas. Claro, que también el PP tiene en su mano la presentación de una moción de censura; esto sí es una decisión que depende de Rajoy y que puede utilizar cuando lo crea adecuado, pero tiene sus riesgos si no la gana y CIU dice que no la apoyará. Nos esperan meses de desgaste y cualquier movimiento en falso puede aumentar la brecha o dar al traste con las esperanzas generadas en esta primera victoria del PP de Mariano Rajoy frente al PSOE de ZP. Pero lo primero, sin duda, es ponerse las pilas para corregir la crisis. Para ello urge la estabilidad institucional. Las prisas para llegar al poder no suelen ser buenas consejeras.
Publicado el 12 de junio de 2009 a las 09:15.