ESPAÑA NACIÓN
Francisco Iglesias Carreño*
{•*Del Instituto de Estudios Zamoranos FLORIAND´OCAMPO}.
Sucede a veces que en eso de analizarnos/ investigarnos/escrutarnos a nosotros mismos para saber de nosotros mismos, tratamos de buscar, puede que rebuscar, por todos aquellos lugares/vericuetos/resquicios que en alguna forma, ¡o en varias formas!, consideramos/ entendemos/ apreciamos que pueden tener que ver, o algo que ver, con nosotros como en singular y en plural, o sea individuos aislados y como componentes alícuotas de entidades grupales.
De un tiempo a esta parte, pongamos que en los comienzos del Siglo XX, acontece el inicio de la existencia de una carrera, de amplias referencias, por la apropiación del término Nación en relación al vocablo España y sin termino der discontinuidad, al mismo tiempo, relacionarlo de inmediato con hechos concretos que tienen que ver con una concreta postura ideológica política, para de esta forma/guisa/manera exhibir tal prenda en el debate público frente a otros oponentes.
Es más esos otros oponentes a su vez, ya de si puestos en la carrera de la controversia pública, asumen que lo de sus adversarios políticos tiene algunos tientes de verosimilitud y se conculcan, por su lado, para recrearse en dar una formulación propia, ¡que es la suya!, donde desde lo obvio se vea la desigualdad entre ambas, para asentar que también, ¿y cómo no?, tienen algo que, desde su propiedad, pueden exponer.
Si esto de España viene de lejos, que parece a todos que así es, será obligado viajar, con una invitación expresa al viaje compartido, por el proceso histórico del pasado para ver de averiguar sus raíces, tratando de darle la mejor, mayor y más precisa significación y haciéndolo desde un umbral versátil, instructivo y compresivo.
Con España, ese vocablo que hoy traemos ahora a colación ( y los estamos haciendo a 12 de octubre festividad de nuestra venerada NªSª La Virgen del Pilar), tenemos una de las posibilidades de valorar tal concepto haciendo, como en la Física con las partículas elementales, valoraciones sobre las interacciones que han tenido lugar aquí, en ese aquí que incluye espacios geográficos de la península Ibérica del continente europeo y otros que están fuera de tal continente.
Aquellas gentes de las tribus ibéricas que se enfrentaron a los romanos cuando a estos, por aquello de parar a su temible adversario Aníbal, desembarcan en la península, andaban cada una por su lado y no mostraban aspectos de unión más que en escasos lugares y en una limitación territorial muy parcelada. Sin embargo cuando, después de someter a los astures viene la romanización, ondeando en toda Iberia el poder militar de las legiones romanas , se formaliza en una unión subyugada a la voluntad imperial de Roma, que se motiva en un barniz social análogo sobre toda la península.
La caída del imperio romano cristaliza en Hispania el poder visigodo que organiza, desde los Concilios de Toledo, las formas administrativas, sociales y religiosas para todo su espacio geográfico de influencia y lo globaliza en su demarcación territorial, con gobierno propio y leyes suyas, dilatando su asentamiento temporal. Ese ámbito social global de la soberanía de los visigodos constituye, en nuestro criterio, el germen del comienzo de la Nación Hispana, y lo hace de tal forma, modo y manera que los procesos posteriores se retrotraen siempre hacia tal origen.
La importancia de la invasión árabe sobre Hispania se reordena hacia la respuesta a la misma, desde las montañas de Asturias, y en orden a la categorización formal de un recrear la Nación goda. En Covadonga no es solo Pelayo y los suyos lo que afrontan la batalla contra los invasores, es también un proceder de la unión hispánica ( de la existente Nación) contra quien te arrebata lo que se considera propio. En las montañas de Asturias se cimenta la defensa de la Nación Hispana y se crea el esbozo de la Patria común.
La Reconquista, de esos ocho siglos tan matizables, es una respuesta de la Nación Hispánica hacia un adversario común, y es una respuesta integral, de la sociedad hispánica asentada en el neovisigoticismo. Pero también es, de forma indudable, una trasmisión de punto seguido que, naciendo en Covadonga, pasa de la Corona Asturiana a la Corona Leonesa que actúa, en todo momento, como seguidora a ultranza de la Nación Hispánica y ello lo lleva en sí, y con general reconocimiento, en toda la península Ibérica y en las esferas de poder de la Europa Medieval. La forma en que culmina el espacio territorial de Hispania, después de la Conferencia de Zamora de 1143 (con el expreso reconocimiento por el Emperador de la Corona Leonesa del Reino de Portugal), hace que sin mengua de lo hispánico de Portugal, prosiga tal hecho social integral y se hable, ya en el Siglo XIX de la Nación Española, cuando a raíz de otra invasión, la francesa, se actúa contra la misma y se hace desde la amplia heterogeneidad de los lugares y sitios donde se asientan “los Pueblos y los territorios históricos españoles”.
No solo es La Pepa, con serlo, la que introduce la expresión España Nación, ni son solo las reuniones en la Isla de León gaditana , también están los hechos anteriores, donde La Carta Magna Leonesa no es baladí ninguno, menos tampoco los Concilios Toledanos, Las Leyes de Toro o los Derechos de Gentes salmanticienses.
La Pepa pudo tener lugar, que no se olvide, gracias a Gerona, Zaragoza, Bailén, Astorga,El Bruch, Ciudad Rodrigo, Madrid, Los Arapiles, León, Villagodio, Vitoria, …,Morales de Toro o Peñaparda.
La España Nación viene de todos los españoles, de todos y cada uno de ellos. Así fue y así es ahora con la CONSTITUCIÓN´1978 en la mano. 12-10-2015