Competencias e incompetencias
Durante más de una semana de febrero, decenas de pueblos de León estuvieron incomunicados y sufriendo cortes de luz y de teléfono, y problemas de abastecimiento de alimentos y medicamentos por no poder circular por las carreteras. El temporal de nieve con nevadas continuadas han producido numerosos daños e incluso se ha pensado en pedir la declaración de zona catastrófica y solicitar ayudas a Junta y Gobierno para afrontar los daños ocasionados por la nieve. Rápidamente salió el portavoz de la Junta, José Antonio de Santiago-Juárez, echando balones fuera indicando que se reclamara al Estado que es quien tiene las competencias en estos temas de las catástrofes naturales.
Seguramente tiene razón el consejero-portavoz y es al Gobierno donde hay que ‘llamar’ para que ponga en marcha una partida para reparar en lo posible los daños de tan prolongado temporal.Pero también debería de andar igual de listo y de rápido a la hora de asumir y financiar las competencias que la Constitución y el Estatuto de Autonomía de Castilla y León confieren a la Comunidad. En 1983 se celebraron las primeras elecciones autonómicas en Castilla y León. Es decir, han pasado 32 años y seis presidentes (Demetrio Madrid, José Constantino Nalda, José María Aznar, Jesús Posada, Juan José Lucas y Juan Vicente Herrera) y no se ha dado una solución a la financiación de las competencias del propio gobierno autonómico. Ayuntamientos y diputaciones siguen financiando las llamadas ‘competencias impropias’; o lo que es lo mismo destinando cientos de miles de euros cada año a financiar gastos de colegios, conservatorios de música, centros siquiátricos, vuelos en los aeropuertos, etc. etc... Es decir, ayuntamientos y diputaciones tienen que gastar cada año una parte de su presupuesto para pagar las competencias propias de la administración regional. Tienen que destinar recursos propios para financiar competencias ajenas, mientras en ocasiones tienen que dejar de prestar las ‘propias’ por falta de recursos. Y si vienen mal dadas, como estos últimos años con la crisis, pues se retira la aportación con la que colaboraba a los planes de obras de la Diputación y aquí paz y después gloria...
Vamos que ha habido tres décadas de ‘incompetencias’ donde en vez de descentralizar y acercar la administración al ciudadano -que es lo que parece que pretendía la creación del Estado de las Autonomías- lo que se ha creado es un nuevo centralismo. Y lo que es peor: la Junta no ha tenido en este tiempo la sensibilidad suficiente para hacerse cargo de sus compentencias y para fomentar un desarrollo sostenido y equilibrados de las nueve provincias. De ahí que sea lógico que provincias como León luchen por cambiar esta injusta situación generada por el centralismo vallisoletano. Menos mal que el gobierno asegura que las ayudas por los daños de las nevadas están aseguradas. Algo es algo.
Publicado el 13 de febrero de 2015 a las 09:00.