El curso político más corto y también más decisivo
Septiembre es el mes de la ‘vuelta al cole, pero también del arranque del curso político, que esta vez será más corto de lo habitual porque a partir de las Navidades -o quizá antes- ya estaremos inmersos primero en la precampaña electoral y después en la campaña electoral que desemborará en la Elecciones Municipales y Autonómicas del 24 de mayo de 2015 (el cuarto domingo de mayo cada cuatro años como dice la ley). Además, en noviembre -si Rajoy no decide lo contrario- tocan también Elecciones Generales. Vamos, que estamos ante unos meses decisivos de cara al futuro de pueblos y ciudades, autonomías y finalmente de toda España.
Ahora toca la batalla interna de los partidos para decidir quienes encabezarán las candidaturas y quienes irán en los principales puestos. Es éste un momento especialmente trascendente por la intención de Rajoy y del PP de cambiar la ley electoral ‘al final del partido’ con el objetivo de evitar las alianzas postelectorales y ‘decretar’ por ley que el alcalde/alcaldesa sea quien encabece la lista más votada en cada municipio. En principio, la ‘reforma’ está en pañales y no se sabe si afectará también a las autonomías y al propio Gobierno español, pero es un error que el PP intente ‘colar’ esta ley al final de la legislatura. Parece difícil que pueda llegar a ser realidad de forma inminente, tanto por el rechazo del resto de partidos como por el poco tiempo que queda para cumplir los farragosos trámites parlamentarios. La reforma puede tener su lógica, pero con consenso; de otra forma, da toda la impresión de que el PP busca garantizarse seguir en el poder en ciudades donde perderá la mayoría absoluta evitando así posibles ‘alianzas de izquierdas’ que ‘prometen’ un giro total a la política de recortes de los últimos cinco años.Hay mucha tela que cortar en estos meses, sobre todo porque la aparición de Podemos, que logró 5 eurodiputados, siembra inquietudes tanto en su espectro electoral de la izquierda como en la propia derecha por la fuerza con la que ha calado en una parte importante de una sociedad tan desencantada como la española. Aunque el voto es distinto en las municipales y autonómicas se teme que las promesas populistas de Pablo Iglesias y los suyos calen también a nivel local y acaben con el bipartidismo y alternancia en el poder de PP y PSOE. Este temor a Podemos obligará también al PP a hilar fino en este final de legislatura e iniciar un cambio de política donde los recortes sólo sean una pesadilla lejana y donde podamos sentir cerca un país con nuevos horizontes, con inversiones que generen riqueza y empleo y donde no tenga cabida el derroche del dinero público. La apuesta por el empleo debe ser prioritaria, ya que con más de 4 millones de parados es imposible la recuperación. Puestas las bases del férreo control del gasto público, ahora sólo queda acertar en la inversión para generar empleo de futuro. Todo un reto. Sin empleo es complicado ganar el futuro.
Publicado el 5 de septiembre de 2014 a las 09:15.