El ‘tsunami’ del 25-M
El resultado de las elecciones al Parlamento Europeo del 25 de mayo ha marcado un punto y aparte en la vida política y social de España. Los malos resultados del PSOE hicieron tirar la toalla a su líder Alfredo Pérez Rubalcaba e iniciar un camino en el que las bases -los militantes- sean quienes decidan el futuro del partido y también de España, ya que el PSOE es un partido de gobierno y muy mal camino tendrá que escoger para que pierda su espacio. Por detrás vienen partidos como ‘Podemos’ o ‘Ciudadanos’ que han empezado a ganar la calle y que en las Elecciones Europeas ya dieron un primer aviso de que van en serio y que quieren seguir creciendo en busca del gran cambio político, social y económico que demandan los ciudadanos. El Partido Popular ha perdido un notable respaldo popular, pero mantiene su rumbo amparado en que ganó las elecciones a pesar del gran coste que ha tenido que pagar por las reformas y recortes que Rajoy ha puesto en marcha en estos casi dos años y medio de gobierno. El PP tiene todavía tiempo para cambiar de rumbo y reorientar su política desde la austeridad tan extrema de los últimos años a otra donde se propicie la inversión y la generación de empleo. Ése es el gran reto y está al alcance de la mano. Quizá así se apagaría ese ‘fuego popular’ que demanda en la calle y en las urnas una política más digna con un mejor reparto de la riqueza, con una guerra total a los corruptos, la apuesta por el Estado del Bienestar y con un relevo generacional que permita entrar aire fresco a las instituciones y sustituyan a los que llevan toda la vida en primera línea.
Ahí está el ejemplo del Rey. Y es que el 25-M también abrió otro frente de primer nivel. El Rey Juan Carlos I abdicó en su hijo Felipe dando paso a una nueva generación que es la que tiene que liderar la España de este complicado siglo XXI. Hace sólo unos años habría sido un relevo normal. Ahora no. La sociedad va ganando poder y ya son muchas las voces que piden un referéndum sobre la continuidad de la Monarquía Democrática o la llegada de la III República. De momento es inviable pues el mecanismo constitucional está claro y el 18 de junio el ahora Príncipe Felipe será el Rey Felipe VI. Pero hará muy mal si no escucha el clamor de la calle y canaliza esas reivindicaciones. Abierto el melón que cuestiona la monarquía saliendo a la calle para exigir un referéndum sobre la continuidad de la monarquía, con partidos y sindicatos, pidiendo dicha consulta popular, sería muy fácil crear el caldo de cultivo adecuado en busca de la III República si la monarquía no se acerca a la sociedad. La pelota está en el tejado del futuro Felipe VI. La Constitución de 1978 fue un éxito para la transición a la democracia. Pero los tiempos han cambiado y habrá que trasladar a una nueva Constitución los nuevos anhelos de la sociedad actual. Ése será el reto de Felipe VI, ya que de lo contrario tendrá un reinado movido, tormentoso... ¿y corto?
Publicado el 6 de junio de 2014 a las 09:15.