Crispación social
EL excesivo número de desempleados -en torno a 5 millones, según los datos del Inem, y 6 millones, según la Encuesta de Población Activa- está empezando a crispar a la sociedad. Cada vez son más frecuentes los actos en los que los políticos en el poder son silbados o increpados, cuando no zarandeados, ante su incapacidad para frenar la sangría del desempleo. Lo más grave de todo -y quizá de ahí viene la radicalización social, que irá a más si esto no cambia- es que estamos ya en el sexto año de la crisis y ni hemos tocado fondo ni vemos el final de tan inmenso e inesperado túnel. El incontrolable aumento del paro se llevó por delante a ZP, cuyas ‘recetas’ no sirvieron para atenuar los efectos de la crisis. El 20-N de 2011 el PP logró su mayor victoria electoral gracias al desgaste que ocasionó al Gobierno socialista, pero sobre todo a su mensaje de cambio donde la generación de empleo era el primer mandamiento. Año y medio después se ha comprobado que todo fue humo y de que aquello de que ‘el empleo es la mejor política social’ fue un buen mensaje electoral, pero muy alejado de la realidad. Es más, el Gobierno de Rajoy no sólo no ha sido capaz de generar empleo, sino que durante este año y medio ha visto cómo se generaba otro millón de parados; tanto en las empresas como en las distintas administraciones, que han recortado drásticamente todo el empleo temporal y hasta algún ‘fijo’.
Por si esto fuera poco en este año y medio ‘hemos dejado demasiados pelos en la gatera’. La reforma laboral se ha cargado buena parte de los derechos laborales y nos ha devuelto casi cuarenta años atrás, se están cuestinando las pensiones y las becas, hay que pagar más por los medicamentos, se han subido los impuestos, hay recortes en educación... Para qué seguir. Es cierto que hubo una época de derroches y que se administró mal tanto dinero como generaba la construcción, pero no hay que gobernar a golpe de decreto siempre en perjuicio de los ciudadanos. Ahí está el origen de tanta crispación social. Hay que pactar una nuevo modelo social con un rígido control del gasto que dé confianza y que sea la base para crecer y generar empleo y así a medio plazo poder iniciar la reconquista de tanto derecho social pisoteado con la excusa de la crisis.
Publicado el 21 de junio de 2013 a las 09:30.