Un mal día puede arruinar la vida a cualquiera, sobre todo en la vida pública ahora que se ha bajado tanto el listón para juzgar lo bueno, lo malo y lo menos bueno. Y si no, que se lo pregunten a Rosa Valdeón. Una mujer en primera línea en la Junta con los cargos de vicepresidenta, consejera de Empleo, portavoz y una de las personas mejor colocadas para la sucesión de Juan Vicente Herrera (sucesión de la que se viene hablando años y que no acaba de llegar a pesar de llevar más de 15 años en el cargo) cavó su tumba política una tarde del caluroso septiembre. Eso sí, no dimitió de procuradora del PP por Zamora en las Cortes de Castilla y León. Pero, como siempre, tras la tempestad vendrá la calma y Valdeón tiene cualidades para pasar este mal trago y poder volver por la puerta grande al primer plano político.
Un viaje a Madrid para llevar a sus hijos al aeropuerto, una situación personal y laboral difícil y estresante que obligan a tomar ansiolíticos para dormir, una vuelta ‘acelerada’ a Zamora para estar con sus padres, una parada en un área de servicio para tomar “una pulga y dos cervezas” (eso dice ella) y un adelantamiento a un camión -con el que roza y dice no darse cuenta- cuyo conductor leonés llama a la Guardia Civil al ver que no para a pesar de ‘rozar’ la tragedia... Alto en la carretera y 0,77 miligramos de alcohol por litro de aire que bajó al 0,72 minutos después. Y estalló la bomba. Por muy vicepresidenta de la Junta que se sea las normas son iguales para todos y dar positivo en un control de alcoholemia -y más cuando se triplica la tasa permitida- se está ante un delito contra la seguridad vial. Lo normal, un juicio rápido; pero al estar aforada se complica y tiene que ser juzgada por el Tribunal Superior de Castilla y León.
Rosa Valdeón, el látigo de políticos propios y extraños, cogió el toro por los cuernos e hizo una renuncia coherente e irrevocable de sus responsabilidades en la Junta de Castilla y León consecuente con su filosofía y aplicándose la misma vara de medir que ha administrado a sus rivales políticos e, incluso, compañeros de partido como el exministro José Manuel Soria en su intento de acceder al Banco Mundial. La renuncia de Valdeón deja un ejemplo de honestidad e integridad personal y dibuja un nuevo trazo sobre la delgada línea entre ética, justicia y servicio público, pendiente de legislar o de definir límites como reclaman desde algunos sectores, y deja a la conciencia personal, en unos casos, y a los intereses, la decisión final. Quizá es desproporcionado dimitir por hechos así,...pero. Otra cosa sería que hubiera intentando aprovecharse de su ‘poder’ para no ser sancionada...
Publicado el 16 de septiembre de 2016 a las 09:15.