Que la tierra le sea leve a William Friedkin
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Entusiasta de la Hammer Films como soy, hay un dato que manejo con frecuencia: aquel cine puesto en marcha por el estudio de los Carreras, que en tan alta estima tengo, al igual que el resto del fantastique británico de los 60 y toda esa pantalla que, desde el ciclo de terror de la Universal, en los albores del sonoro, estaba presidida por el vampiro, el licántropo y la abominación de Frankenstein; todo el cine de terror clásico, en definitiva, tocó a su fin con el estreno de El exorcista (William Friedkin, 1973) y los endemoniados que siguieron a Regan (Linda Blair), su protagonista, en el nuevo canon del género. La propia Hammer, ya desorientada en su línea de producción, puso en marcha La monja poseída (Peter Sykes y Don Sharp, 1978), su aportación a esa nueva pantalla que había finiquitado ese repertorio que tanto lustre dio al estudio de los Carreras.
Publicado el 12 de agosto de 2023 a las 15:00.