" Vercingetórix", otra aventura de Alix
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En 1001 cómics que hay que leer antes de morir, que gentilmente me obsequió el gabinete de prensa de Grijalbo en el invierno de 2012, se afirma que La tiara de Oribal, de Jacques Martin, es uno de esos álbumes que ningún buen aficionado se debería perder antes de ir al encuentro con La Camarada Seca. Así pues, lo tengo por una de las obras maestras de la serie. Desde que me tienen alborotado esas reediciones de las que la colección está siendo objeto por parte de NetCom2, que nunca me cansaré de elogiar, comprarme La tiara... es uno de los grandes deseos en los que se debate mi vida. Ya me he perdido la primera edición numerada y la segunda corregida. De modo que estoy ojo avizor para no quedarme también si mi ejemplar de la inminente tercera.
Curioseando en las bitácoras de los lectores más entusiastas de Alix -de quienes humildemente me considero un mero acólito- comprendo que La tiara..., además de la primera obra maestra de la colección, es el álbum donde el personaje y su universo quedan definidos por completo. La grafía es otra historia. Esa evolución que muestran las viñetas, común a todas las series cuyos dibujos, por así decirlo, no fueron homologados por su autor, como sí lo fueron las aventuras de Tintín, en Alix llega a ser tan variada como en las aventuras de Blueberry. Ya he sacado algunas conclusiones al respecto en estos mismos apuntes y no repetiré lo sostenido entonces. Diré tan sólo que, según los expertos, La tiara... inaugura una segunda grafía con su publicación en la revista Tintín a partir de 1956.
Publicado el 16 de agosto de 2013 a las 01:15.