La patrulla del tiempo, de Poul Anderson (y II)
(viene del asiento publicado el 28.9.2016)
Delenda Est es una ucronía pura. Aquí el punto Jombar -ese acontecimiento singular y alternativo que determinó la historia- se remonta a la antigüedad clásica. Anderson nos propone que, en los albores de la cultura occidental, los celtas fueron los hegemónicos en los tiempos del esplendor grecorromano. Con estos antecedentes, en el siglo XXX los "danelianos", los superhombres venideros, que según el canon de estos textos fundaron la Patrulla del tiempo, no han existido para poder hacerlo. Everard y su compañero en esta pieza, Van Saravak*, lo comprenden cuando, dispuestos a pasar unos días de asueto en la Nueva York de 1960, se encuentran con una ciudad extraña, que no tiene nada que ver con aquella que fuera la de los rascacielos a comienzos de los felices 60. De ahí el título, que no son sino las dos últimas palabras de la locución latina "Cartago delenda est" (Cartago debe ser destruida).
Aquí alude a un Cartago que no lo fue, posibilitando a la larga ese mundo predominantemente celta que, con el correr de su propia línea temporal, dio lugar a Catavellaunan la extraña ciudad que debió ser la Nueva York que nuestros crononautas visitan.
Publicado el 31 de enero de 2017 a las 19:00.