Archivado en: Entre la imagen y las mil palabras, "Roma 83"
Entre los que más estimo de mis clichés tempranos, destacan los de mi primera visita a Roma, de la que el pasado mes de julio se cumplieron treinta años. Y no es por su calidad precisamente por lo que sobresalen entre el resto de mis negativos más antiguos. Antes al contrario, son imágenes que técnicamente dejan mucho que desear. Pues, pese a que llevaba haciendo fotos con vocación de trascendencia desde mediados los 70, las prisas y dispersiones de la adolescencia me impidieron acercarme la toma de vistas con todo el rigor que ésta requiere. De modo que ignoraba normas como una referente a la velocidad de obturación. Esa que reza que, con una lenta, inferior a 1/60 de segundo, se impone montar la cámara en el trípode so pena de sacar las fotos movidas.
Esto es algo que permanece inalterable incluso ahora, que la fotografía digital ha acabado con todos los procedimientos de ampliación y revelado de la analógica. De modo que entonces, en el 83, cuando reduje hasta 1/30 la velocidad de obturación porque con ella se puso verde el led del visor de la cámara, que no subí al trípode, retraté movidos a mis compañeros en mis primeros pasos por el Trastevere.
Publicado el 5 de septiembre de 2013 a las 17:45.