Archivado en: Inéditos cine, "Nostalgia de la Cruz de Malta"
Dicen las asociaciones de exhibidores que la puntilla al celuloide fueron a dársela la alta definición y el moderno 3D, posibles únicamente mediante un soporte digital. Pero no hay duda de que fue el viento de la historia. El cine en tres dimensiones ya existía, como poco, desde Los crímenes del museo de cera (André de Toth, 1953). En cualquier caso, desde mucho antes de la eclosión que, en efecto, conoció con Avatar (James Cameron, 2009).
Cierto, fue ese viento de la historia, siempre en contra de los ya rudimentarios procedimientos analógicos, lo que acabó por poner fin a ese celuloide cuya simple alusión sintetizaba al cine en general. Ya no se proyectan películas mediante este viejo soporte ni en la Filmoteca -alabado sea por siempre su nombre-. Aquel primer nitrato de celulosa, que por ser altamente inflamable fue sustituido en 1950 por el acetato de celulosa -ininflamable- del safety film, ya sólo es un objeto de culto cinéfilo. De hecho, las películas, a decir verdad, ya no lo son. Ahora, en puridad, son un archivo.
Publicado el 15 de abril de 2015 a las 15:30.