Archivado en: Cuaderno de lecturas, Jacques Martin, Alix, "Iorix el grande"
Nada es para siempre. Todo toca a su fin y si hay dos cosas especialmente efímeras, ésas son la gloria y la dicha. Mi dicha de este verano han sido las lecturas de las aventuras de Alix dibujadas por Jacques Martin y en estas líneas vengo a dar cuenta de la última. Aún me resta La torre de Babel, cuya segunda edición aguardo para dar puntual cuenta de ella, y Oh, Alejandría (1996), que compré la primavera pasada creyendo que también era obra de Martin en exclusiva. Empero al hojearlo en esos vistazos previos a la verdadera lectura, he descubierto que el maestro contó con colaboradores. Será que esa ceguera, que según cuentan en las esplendidas misceláneas de estas segundas ediciones acabó por impedirle trabajar en sus últimos años -triste destino para un dibujante de cómics-, ya había empezado a hacer mella en él.
En cualquier caso, este Iorix el grande (1972) del que hoy vengo a dar noticia, fue la primera entrega que sucedió a esa "época dorada de Alix" y, a todas luces, revalida la bonanza de aquélla. No recuerdo las aventuras que la sucedieron puesto que las leí hace mucho tiempo, en las primeras ediciones de Norma de los años 80, y aún no tomaba notas. No obstante, tengo la sensación de que el nivel se mantiene hasta La cólera del volcán (1978) que, por estar ambientado íntegramente en una isla, se me antoja menos rico en lo que a escenarios se refiere.
Publicado el 28 de agosto de 2014 a las 16:15.