Archivado en: Inéditos, cine, "El Tintín de Spielberg"
Además de la del común de los espectadores, esos que acuden al cine buscando un buen espectáculo que les haga pasar un rato agradable, a quienes sin duda satisface por completo, la adaptación de las aventuras de Tintín de Spielberg ofrece como poco otras dos miradas: la del cinéfilo y la del tintinófilo. Tanto uno como otro tienen argumentos más que suficientes para apostillar el entusiasmo que la cinta viene despertando desde sus primeras proyecciones.
Quienes van al cine a admirar una obra de arte, pueden hablar de una película -como todas las del Spielberg apto para menores- pródiga en planos que te atrapan -además de por el omnipotente marketing que les precede- por la aparatosidad de las caprichosas imágenes que muestran. Pero nunca por lo que están contando y menos aún por lo que aportan a la narración, a ese hilo de Ariadna -a ese desarrollo del asunto- que tanto respetaba el gran Hergé.
Publicado el 3 de noviembre de 2011 a las 20:45.