Elogio de la fotografía digital (y II)
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Adquirí mi primera cámara digital -una Canon PowerShot A-540- en agosto de 2006. La calidad de sus imágenes, muy superior a las tomadas en 35 mm. y en 6 x 6, los dos formatos de los que me valí durante mis casi cuarenta años de experiencia analógica, y el hecho de no tener que revelar los negativos y ampliarlos para su positivado en papel, hicieron que el verano siguiente, el del 2007, me entregase a la fotografía digital.
Además de esa calidad superior, infinitamente superior de la imagen digital, todo lo concerniente al cuarto oscuro -una de las tareas a las que he dedicado más tiempo en mi vida, ya que hice del revelado del negativo y su ampliación en papel un auténtico desafío personal- quedaba suprimida con el nuevo procedimiento. La toma de vistas es igual tanto en la analógica como en la digital. Ciertamente, ahora lo normal es que todo sea automático, hasta el enfoque. Pero si el fotógrafo prefiere trabajar manualmente -opción que permiten la mayoría de las cámaras- deberá abrir o cerrar el diafragma y cambiar la velocidad de obturación para obtener uno u otro efecto en su vista. Exactamente igual que se hacía en los tiempos de Cartier-Bresson.
Publicado el 26 de febrero de 2024 a las 16:45.