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Blog de Javier Memba

El insolidario

El último espartano

Archivado en: Cuaderno de lecturas, Jacques Martin, Alix, "El último espartano"

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            Hergé supo inculcar el didactismo de las aventuras de Tintín, que tuvo su máxima expresión en los documentadísimos viajes del periodista, a sus discípulos. De ahí que Alix, el gran personaje de Jacques Martin -el más pródigo en creaciones de los discípulos de Hergé-, fuese tan viajero o más que el infatigable reportero de Le Petit Vingtième. Sin embargo, acaso sean los de Alix los viajes más célebres de toda la Línea Clara. Objeto de una serie independiente, en España se editaron algunas entregas con el sello de Glenat en los años 2000. Hojeé los primeros de aquellos álbumes con un interés que perdí al comprobar que no eran cómics sino esos libros de viajes que el lema de la colección indicaba de forma inequívoca.

            Mi anhelo era adentrarme en el universo de Alix a través de las aventuras del personaje y ahora, tras una espera digna de Penélope de la que ya he dado noticia en esta bitácora, al fin lo estoy haciendo. En la última edición de la feria del libro he tenido oportunidad de comprar las siete entregas originales de Jacques Martin que me faltaban y a la espera de La torre de Babel -la única que aún me resta-, ya auguro en ellas mis lecturas más felices de este verano. Recientes aún las de El caballo de Troya y El niño griego, una de las cosas que más me llaman la atención de esos viajes de Alix es la frecuencia con que éstos le llevan a los restos de la antigua Hélade. Creo entender que la fijación de Martin con dicho lugar y dicho tiempo -habrá que recordar que Orión, allí ambientada, es otra de sus series más personales- es consecuencia de la trascendencia que esa antigua Grecia tuvo en el Imperio Romano, de cuya peripecia Alix es partícipe.

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Publicado el 24 de junio de 2014 a las 13:00.

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Alix vuelve a Grecia

Archivado en: Cuaderno de lecturas, Jacques Martin, Alix, "El caballo de Troya"

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            Otra de las muchas cosas que me maravillan de las aventuras de Alix es la frecuencia con que Jacques Martin alude en ellas a los mitos de la antigüedad. En este sentido, puede perfectamente compararse con Robert Graves. Al menos, yo acabó de leer El caballo de Troya con la misma satisfacción que hace treinta años leía El vellocino de oro, La hija de Homero, Rey Jesús y el resto de las novelas grecolatinas -si se me permite la expresión- de Graves en aquellas espléndidas ediciones que ponía a la venta Edhasa.

            Aunque se tienda a asociar todos los mitos de la antigüedad clásica en una misma época, lo cierto es que la guerra de Troya, en cuyo final se enmarca el episodio del caballo, dista más de un milenio del siglo I a de C. que sirve de telón de fondo a las aventuras de Alix. Puesto a salvar semejante anacronismo, el gran Jacques Martin inventa una conjura integrada por los descendientes de los troyanos. Se han unido a fin de destruir el para ellos nefasto caballo, que ahora, más de mil años después de llevar la destrucción a Troya, se venera en un templo de Priene.

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Publicado el 13 de mayo de 2014 a las 17:45.

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Alix en ayuda de Cartago

Archivado en: Cuaderno de lecturas, Jacques Martin, Alix "La isla maldita"

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            Los álbumes que son el resultado de una aventura publicada por entregas con anterioridad en la revista correspondiente, suelen adolecer de un buen hilvanado. Estoy convencido de ello desde mi lectura de Fort Navajo, el primer episodio del teniente Blueberry, a comienzos de los años 80. Como es sabido, el legendario personaje de Charlier y Giraud nació por este procedimiento en el semanario francés Pilote. Fue en 1963. Dos décadas después yo lo ignoraba cuando, deleitándome con Fort Navajo en una de las ediciones españolas de Blueberry, que por aquellos días daba a la estampa Grijalbo/Dargaud, reparé de algún modo en ello. Era como si, cada determinado número de páginas, se incluyera una de aquellas viñetas de los tebeos de mi feliz infancia que rezaban: "continuará la semana que viene". Y en efecto, en la fecha indicada, la historia retornaba con un nuevo asunto que sólo tocaba tangencialmente al argumento general.

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Publicado el 8 de abril de 2014 a las 17:00.

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Alix en Atenas

Archivado en: Cuaderno de lecturas, Jacques Martin, Alix, "El niño griego"

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            Malamente, como en tantas ocasiones, pero al final voy satisfaciendo un deseo acariciado durante casi treinta años: dar cuenta de las aventuras de Alix dibujadas por su autor original, el gran Jacques Martin. Puesto a ello constato esas constantes que son características en la obra de cualquier creador. Una de esas similitudes entre distintas propuestas es el comienzo del álbum con una embarcación llegando a puerto. No hay mejor excusa para abrir la historia con unas viñetas que muestran una escena de conjunto de la ciudad. Me pongo a hacer memoria y son tres, al menos, los álbumes que comienzan así: El emperador de China, La garra negra y Vercingetórix. Pero sé que hay más. Por no hablar de la variación de este mismo tema que supone la llegada de la nave de la partida de felones que, amparándose entre las sombras de la noche, entran a sangre y fuego en la mansión del senador Caius Quintus Arenus de Roma, Roma. También es de noche cuando arriba al puerto de Alejandría el barco que va a encallar allí en El demonio del Faro.

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Publicado el 26 de noviembre de 2013 a las 23:45.

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" Vercingetórix", otra aventura de Alix

Archivado en: Cuaderno de lecturas, Jacques Martin, Alix, "Vercingetórix"

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            En 1001 cómics que hay que leer antes de morir, que gentilmente me obsequió el gabinete de prensa de Grijalbo en el invierno de 2012, se afirma que La tiara de Oribal, de Jacques Martin, es uno de esos álbumes que ningún buen aficionado se debería perder antes de ir al encuentro con La Camarada Seca. Así pues, lo tengo por una de las obras maestras de la serie. Desde que me tienen alborotado esas reediciones de las que la colección está siendo objeto por parte de NetCom2, que nunca me cansaré de elogiar, comprarme La tiara... es uno de los grandes deseos en los que se debate mi vida. Ya me he perdido la primera edición numerada y la segunda corregida. De modo que estoy ojo avizor para no quedarme también si mi ejemplar de la inminente tercera.

            Curioseando en las bitácoras de los lectores más entusiastas de Alix -de quienes humildemente me considero un mero acólito- comprendo que La tiara..., además de la primera obra maestra de la colección, es el álbum donde el personaje y su universo quedan definidos por completo. La grafía es otra historia. Esa evolución que muestran las viñetas, común a todas las series cuyos dibujos, por así decirlo, no fueron homologados por su autor, como sí lo fueron las aventuras de Tintín, en Alix llega a ser tan variada como en las aventuras de Blueberry. Ya he sacado algunas conclusiones al respecto en estos mismos apuntes y no repetiré lo sostenido entonces. Diré tan sólo que, según los expertos, La tiara... inaugura una segunda grafía con su publicación en la revista Tintín a partir de 1956.

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Publicado el 16 de agosto de 2013 a las 01:15.

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La primera aventura de Alix

Archivado en: Cuaderno de lecturas, Jacques Martin, Alix, "Alix el intrépido"

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            En la posguerra, mientras se aclaraba por qué había seguido publicando sus viñetas durante la ocupación alemana de Bélgica en el diario Le Soir, a Hergé se le prohibió seguir trabajando en la prensa. Ante este panorama, resolvió pasar a color y dibujar de nuevo las aventuras de Tintín. Ésa es la causa de que el infatigable reportero de Le Petit Vingtième presente un trazo homogéneo desde Tintín en el Congo (1931) hasta Tintín y los pícaros (1976). Tintín en el país de los soviets (1929) nunca llegó a ser coloreado por la imposibilidad de enmendar su anticomunismo y Tintín y el arte alfa, aunque fue publicado en 1986, quedó inacabado por expreso deseo de Hergé, muerto tres años antes. Así pues, esos dos álbumes de trazo diferente -en ambos caos poco más que un esbozo, no una aventura completa propiamente dicha-, son dos rarezas de la serie.

            Pero hoy no vengo a escribir sobre las aventuras de Tintín, sino sobre las de uno de sus principales acólitos, Alix, la gran creación del polifacético Jacques Martin. Inédita en España con anterioridad a esa iniciativa de NetCom2, que nunca me cansaré de aplaudir ya que finalmente a vertido a nuestro idioma toda la serie, Alix, el intrépido (1956) es su primera entrega. Anhelada desde que a comienzos de los 80 me hice con la edición de Norma de El príncipe del Nilo (1974), al cabo he tenido oportunidad de leerla en estos días y, acostumbrado como estoy a ese trazo homogéneo de Tintín, lo primero que he acusado son las diferencias entre los dibujos del Alix que había leído hasta ahora y este primero. Algo muy semejante me ocurrió hace treinta años, cuando, después de estar ya hecho al teniente Blueberry de La larga marcha (1980) y La tribu fantasma (1982), me remonté a los orígenes gráficos del personaje en la lectura de Fort Navajo (1965).

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Publicado el 12 de junio de 2013 a las 23:45.

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Mi primera lectura francesa

Archivado en: Cuaderno de lecturas, Jacques Martin, Alix, "El emperador de China"

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                   Recuerdo que me compré El príncipe del Nilo, mi primera aventura de Alix, en la sección de cómics de la Casa del Libro mediados los años 80. No mucho después, Norma Editorial abandonaba la publicación de la serie. En los casi treinta años transcurridos antes de que Netcom2 la retomara hace apenas dos o tres temporadas, la colección se convirtió en un auténtico mito entre los amantes españoles de la Línea Clara. Jamás me cansaré de repetir que Alix -junto con Tintín y Blake y Mortimer- integra el triunvirato rector del cómic belga. Que es como decir lo mejor de lo mejor.

                   Nunca publicada íntegramente en nuestro país con anterioridad a la iniciativa de Netcom2, aquellos números de Alix que aparecieron con el sello de Norma -y más aún los que vieron la luz en los años 60 con la marca de Okius Tau- se convirtieron en álbumes preciadísimos, de esos que raramente se pueden encontrar y siempre a precios muy elevados. Ante este panorama, me hice a la idea de evocar las aventuras de Alix como las de Steve Pops, aquella parodia de James Bond, original de Jacques Devos, que supusiera otro de los grandes mitos del cómic belga. También publicado en España por Okius Tau, tuve la primera entrega, Steve Pops contra el doctor Yes (1967), hasta que las continúas trampas que han jalonado mi vida me obligaron a venderla. Aún la añoro como a uno de los grandes tesoros perdidos de mi feliz infancia.

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Publicado el 19 de mayo de 2013 a las 19:15.

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Las legiones perdidas

Archivado en: Cuaderno de lecturas, Jacques Martin, Alix, "Las legiones perdidas"

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            Los bocadillos de los cómics, al igual que los versos, pierden no poca de su gracia con las traducciones. De modo que en mis dos últimas lecturas de las aventuras de Alix -Roma, Roma (2005) y El demonio del faro (2008)-, cuando aprecié cierta merma en la dicha que de ordinario me procura esta colección, la achaqué al francés original de los álbumes, que me traduje sobre la marcha con mis precarios conocimientos de la lengua de Baudelaire.

            Con todo, el júbilo que me ha procurado en estas últimas tardes la lectura de Las legiones perdidas, en la edición numerada del pasado año de NetCom2 editorial -mi ejemplar es el 384/1000-, se ha debido a algo más que a la impecable traducción de Jesús Caso. Tengo la teoría -y ya creo haberla expresado en esta bitácora- de que las series de cómics legendarias, prolongadas más allá de las entregas concebidas por sus autores originales, se ven demediadas de un modo inexorable.

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Publicado el 13 de julio de 2012 a las 17:15.

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El demonio de Faros

Archivado en: Cuaderno de lecturas, Alix, Jacques Martin, "El demonio de Faros"

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            En esta ocasión, Alix y Enak se encuentran en la Alejandría de Ptolomeo XII. Su hija, Cleopatra, la futura mítica reina de Egipto, todavía está sin coronar -en la segunda viñeta de la página "5" se dice que el faraón es su padre-, pero nuestros héroes son portadores de un mensaje de César para ella.

            A buen seguro que los historiadores más escrupulosos tendrán que apostillar algo respecto a esta nueva incursión de Jacques Martin en el antiguo Egipto. Pero nadie podrá hacer el más mínimo reproche a ese afán de comprensión del pasado, que una vez más subyace en este otro gran maestro del cómic belga. Martin, además de no caer en el desatino de enjuiciar los días antiguos desde las perspectivas del presente -que no por se algo frecuente deja de ser tan desatinado como acusar a un sueco de ser un mal cubano-, dota a Alix de un espíritu mucho más próximo a la buena voluntad de nuestros días que al que debió inspirar en verdad a los jóvenes de su tiempo.

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Publicado el 30 de marzo de 2012 a las 06:30.

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Javier Memba

Javier Memba

            Periodista con más de cuarenta años de experiencia –su primer texto apareció en la revista Ozono en 1978-, Javier Memba (Madrid, 1959) fue colaborador habitual del diario EL MUNDO entre junio de 1990 y febrero de 2020. Actualmente lo es en Zenda Libros. Estudioso del cine antiguo, en todos los medios donde ha publicado sus cientos de piezas ha demostrado un decidido interés por cuanto concierne a la gran pantalla. Puede y debe decirse que el setenta por ciento de su actividad literaria viene a dar cuenta de su actividad cinéfila. Ha dado a la estampa La nouvelle vague (2003 y 2009), El cine de terror de la Universal (2004 y 2006), La década de oro de la ciencia-ficción (2005) –edición corregida y aumentada tres años después en La edad de oro de la ciencia ficción-, La serie B (2006), La Hammer (2007) e Historia del cine universal (2008).

 

            Asimismo ha sido guionista de cine, radio y televisión. Como novelista se dio a conocer en títulos como Homenaje a Kid Valencia (1989), Disciplina (1991) o Good-bye, señorita Julia (1993) y ha reunido algunos de sus artículos en Mi adorada Nicole y otras perversiones (2007). Vinilos rock español (2009) fue una evocación nostálgica del rock y de quienes le amaron en España mientras éste se grabó en vinilo. Cuanto sabemos de Bosco Rincón (2010) supuso su regreso a la narrativa tras quince años de ausencia. La nueva era del cine de ciencia-ficción (2011), junto a La edad de oro de la ciencia-ficción, constituye una historia completa del género, aunque ambos textos son de lectura independiente. No halagaron opiniones (2014) fue un recorrido por la literatura maldita, heterodoxa y alucinada. Por su parte, David Lynch, el onirismo de la modernidad (2017), fue un estudio de la filmografía de este cineasta. El cine negro español (2020) es su última publicación hasta la fecha.  

 


 

          

 

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Javier Memba en 2009

 

Javier Memba en 1988

 

Javier Memba en 1987

 

1996

 

 

Javier Memba en la librería Shakespeare & Co. de París

 

 

 

 

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Enlaces

-La linterna mágica

-Unas palabras sobre Vida en sombras

-Unas palabras sobre La torre de los siete jorobados

-50 años de la Nouvelle Vague en Días de cine

-David Lynch, el onirismo de la modernidad en Radio 3

-Unas palabras sobre Casablanca en Telemadrid

-Unas palabras sobre Tintín en Cuatro TV

 

 

ALGUNOS ARTÍCULOS:

Malditos, heterodoxos y alucinados de la gran pantalla

Nuevos momentos estelares de la humanidad

Chicas yeyés

Chicas de ayer

Prólogo al nº 4 de la revista "Flamme" de la Universidad de Limoges

Destinos literarios

Sobre La naranja mecánica

Mi tributo al gran Chris Marker

El otro Borau

Bohemia del 89

Unos apuntes sobre las distopías

Elogio de Richard Matheson

En memoria de Bernadette Lafont

Homenaje al gran Jean-Pierre Melville

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Unos apuntes sobre La reina Margot

Tributo a Yasujiro Ozu con motivo del 50 aniversario de su fallecimiento

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Unos apuntes sobre dos cintas actuales

Las legendarias chicas de los Stones

Unos apuntes sobre el "peplum"

El cine soviético del deshielo

El operador que nos devolvió el blanco y negro

Más real que Homeland

El cine de la Gran Guerra

Del porno a la pantalla comercial

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Edward Hopper en estado puro

El cine de terror de los años 70

Mi tributo a Lauren Bacall

Mi tributo a Jean Renoir

Una entrevista a Lee Child

Una entrevista a William McLivanney 

Novelistas japonesas

Treinta años de Malevaje

Las grandes rediciones del cómic franco-belga

El estigma de La campana del infierno

Una reedición de Dalton Trumbo

75 años de un canto a la esperanza

Un siglo de El nacimiento de una nación

60 años de Semilla de maldad

Sobre las adaptaciones de Vicente Aranda

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La última flapper; la primera it girl

El estigmatizado por Stalin

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El gran Tod Browning

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El niño que perdió su tren eléctrico

La primera chica de Éric Rohmer

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La exnovia de James Dean que no quiso cumplir 40 años

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El gran cara de palo

Sylvia Kristel más allá de Emmanuelle

Roscoe Arbuckle, cuando se acabaron las risas

Laura Antonelli, la reina del softcore que perdió la razón

Nicholas Ray, que nunca volvió a casa

El vuelo más bajo de la princesa Leia Organa

Eloy de la Iglesia y el cine quinqui

Entiérralo con sus botas, su cartuchera y su revólver

La chica sin suerte

Bela Lugosi y la sombría majestuosidad de Drácula

La estrella de triste suerte

La desmesura de Jacques Rivette

Françoise Dorléac

Klaus el loco

Una hippie de los 70

Jean Esustache, entre la Nouvelle Vague y el ascetismo

Nadiuska, un juguete roto

Thea von Harbou

Jesús Franco

David Cronenberg

Sharon Tate, como en un cuento de Sheridan Le Fanu

Un guionista sediento

La reina del fantaterror patrio

Dalton Trumbo y los diez de Hollywood

La primera chica que arrojó una tarta 

El desdichado Hércules contemporáneo

En la tradición familiar

El músico del realismo poético

Otro tributo a la gran Patty Shepard

Elmer Modlin y su extraña familia

Las coproducciones internacionales rodadas en España

Marilyn Monrore y su desesperado último gesto

Un amor más poderosos que la vida

El actor atrapado en sus personajes

Entre el fantasma de su madre y el final del musical

Barbet Schroeder

Amparo Muñoz

Samuel Bronston más alla de Las Rozas

Chantal Akerman

Françoise Hardy 

Un antiguo dogmático

Jane Birkin

Anna Karina, su turbulento amor y el Madison

Sandie Shaw, ya con calzado

El gran Serge Gainsbourg

Entre la niña prodigio y la mujer concienciada

La intérprete de Shakespeare que inspiró a The Rolling Stones

La maleta del capitán Wajda

Val Lewton y su dramatización de la psicología del miedo

La alimaña de Whitechapel

Cristina Galbó

La caravana Donner

Eddie Constantine

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Rosenda Monteros

Una criatura de la noche

Una carta a Nicolás I

Edison y el 35 mm

Barbara Steele

El felón Esquieu de Floyran acaba con los templarios

Entre Lovecraft y Hitchcock

Tchang Tchong Yen recuerda a Hergé

La musa del ciberpunk

Néstor Majnó

Una leyenda del Madrid finisecular

El rey de la serie B

La primera cosmonauta soviética

Cuando la injuria sucede a la fatalidad

Bajo Ulloa y sus cuentos crueles

La cicerone de los Stones en el infierno 

Nace Toulouse-Lautrec

El París del Charlestón se rinde a Josephine Baker

Nastassja Kinski, la dulce hija del ogro

Un tributo a Sam Peckinpah

La leyenda del London Calling

Fiódor Dostoievski frente al pelotón de fusilamiento

Mi alucinada favorita

El hombre de las mil caras

El 7º de Caballería pierde la gloria

Un recuerdo de Silke

El genocidio camboyano

Peter Bogdanovich

Guy Debord y la sociedad del espectáculo

Un héroe de Iwo Jima 

Lupe Vélez tras el último tequila sunrise

El general Lee

Roman Polanski

Un hampón italoamericano

Jane Fonda en su juventud

Kraken en la Cuesta de Moyano

Josef von Sternberg

The Beatles en The Carvern y en el show de Ed Sullivan

Que la tierra le sea leve a Douglas Trumbull

El último superviviente del hampa de Chicago

Inma de Santis

El Álamo

Una musa insumisa

El malvado Zaroff y un elogio a las revistas pulp

Miles Davis

Un polaco y el amour fou

La Legión extranjera como género literario

Conchita Montenegro

Peter Lorre y su cara de villano

El juez de la horca

Syd Barrett

Kathleen Turner

Una caricatura de la hombría

Eric Clapton

Helga Liné

Butch Cassidy

Carlos Arévalo, un cineasta español

Nace el último bohemio

Pascual García Arano

María Perschy

El Combray de Ingmar Bergman

Carlos Castaneda

Una canción de Neil Young

Un suicida dandi

Hedy Lamarr

Philip K. Dick y sus realidades bastardas

La última mujer fatal

Andréi Tarkovski, otro maldito por la censura soviética

Nace la música de la New Age

"Wie einst" Lili Marleen

Una lectura de Byron en Villa Diodati

Un apostol de la sedición juvenil

Ava en mi ciudad

Rider Haggard

Una entrada para la "Historia universal de la infamia"

La Marguerite Duras cineasta

Gallardo y calavera

El hombre que vendió su alma a Elizabeth Taylor

El crímen de Charlotte Corday

Un elogio entusiasta de la urbe

Un ángel caído

Mary Bradbury teme por su vida

Pierre Étaix y su triste gracia

El mejor verano de los Rolling

María Rosa Salgado y su conmovedora discrección

La valentía de Ramón Acín

Sylvie Vartan

La cruz de Malta de Wim Wenders

La epifanía de Louis Daguerre

Carroll Baker

Marie Laforêt y mi amigo Eloy

Eliseo Reclus atisba su quimera

Patty Pravo

Richard Pryor contra sí mismo

Miroslava, una actriz marcada por la fatalidad

France Gall y el doble sentido

Robert Bresson y el cine puro

La gesta de Alekséi Stajánov

Nace el Rimbaud del Rock & Roll seminal

Dominique Dunne, una filmografía que se quedó en el aire

Un actor vampirizado por un personaje

Tolkien publica El Hobbit

La segunda musa de Godard

John Dos Passos entra en la eternidad

Alain Resnais, el cine de la memoria

Una musa del filme noir

El cadáver de Nancy Spungen en el Chelsea Hotel

La historia de Bobby Driscoll

Un icono del feminismo

Recordando a Tina Aumont

Colgaron a Gilles de Rais

Dario Argento

Nico en el cine

Dylan Thomas en su último trance

Brigitte Helm

Un punkie en la Disney 

Nace Billy el Niño

The Wall

Tennessee Williams

Vivien Leigh

Kazuo Sakamaki salva la vida en Pearl Harbor

El proscrito de la Escuela de Barcelona 

47 hombres de honor

Charlotte Rampling

La incomunicabilità del gran MIchelangelo Antonioni

F. Scott Fitzgerald

Un pilar del cómic estadounidense

Juliet Berto

Erik, el fantasma de la Ópera

Una comedia francesa

Un pesimista alegre

Una mirada indolente a la derrota 

Sender en Casas Viejas

Kipling en su último momento

Los hermanos Marx

Puente sobre aguas turbulentas

Anouk Aimée

Mary Shelley

Quentin Tarantino

Neal Cassady 

Natalie Wood

La heterodoxia de Ermanno Olmi

Fu-Manchú

Stefan Zweig pone fin a sus días

 

 

 

 

 

 

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