La imagen y las mil palabras
Cinco
Aquello de que "una imagen vale más que mil palabras" no reza para mí. "La imagen y las mil palabras" apostillaría yo. Como cualquiera que frecuente estas páginas sabe, la retórica en torno a la imagen fílmica es uno de los principales argumentos de mi obra.
Otro de los grandes placeres que me proporciona esta escritura digital, también he de confesar, es poder acompañar mis textos con mis fotografías. Algo que hasta ahora raramente me fue dado. Y no es que aún conciba la fotografía como alarde. Lejanos ya los días en que hacer fotos fue para mí un deseo de exhibición, frustrado porque apenas he dado mis clichés a conocer, he comprendido el verdadero valor de la fotografía, que no es otro que el que surge en la primera apreciación: dejar constancia de un momento para la posteridad.
Tanta grandeza no desmerece en modo alguno el pie de foto. La que ilustra este texto fue tomada el cuatro de agosto de 2009 en Formetera y muestra a Cristina en el Platé, mi favorito de cuantos bares conozco. Recién llegados, yo estaba sin dormir. La noche anterior se me fue escribiendo los pies de las ilustraciones de mi Vinilos rock español. Fue tomada con una Canon Power Shot A540, mi cámara digital. No por ella he renunciado a mis viejas Yashica analógicas. Aún me gusta escribir la palabra "cliché" y pasar la noche revelando con Dokumol. Permítaseme por tanto que anote que dos de las tres fotos del Chiado lisboeta, que ilustran el post de El libro del desasosiego, están viradas al selenio y que las de los primeros Textos rápidos fueron tomadas con película infrarroja.
Me recuerdo hace treinta y tantos, lector de revistas como Arte fotográfico y Photo, ávido de los nombres de los nuevos papeles y emulsiones, y me dejo llevar, no ya por la retórica en torno a la imagen, sino por algo tan prosaico como los datos técnicos de la instantánea, que también forman parte de esa legión de palabras que proporcionan tanto placer. ¿Habrá alguien que aún se acuerde de la F22 de Valca, una película negativa de 100º asa y 21 din, muy económica y apta para casi todo? ¿Y de aquellos papeles de Negra, el Clorene y el Portrene, mucho más cálido este segundo, que tanto utilicé? ¿Qué fue del Acuspeed y de aquellos reveladores líquidos de Paterson que gastaba a comienzos de los años 80?
Si no fuera por el agrado que me causa evocarlos, diría que mi recuerdo de aquellos productos fotográficos es tan inútil como mi pericia con las viejas moviolas cinematográficas. Son técnicas caídas en desuso hace ya muchos años. Pero su recuerdo es tan grato como el olor a fijador.
Publicado el 25 de mayo de 2010 a las 01:15.