Sue Grafton se despide de sus lectores
Archivado en: Cuaderno de lecturas, Y de yesterday
Sin entrar en comparaciones, que no proceden y siempre son odiosas, si hay algo que une a Sue Grafton y Honoré de Balzac, eso es La Parca, la Camarada Seca que se llevó al francés y a la estadounidense sin permitirles concluir los proyectos narrativos en los que ambos estaban inmersos cuando el reloj marcó su última hora.
La Comedia Humana (1830-1850) fue el ciclo narrativo con el que Balzac quiso hacer un retrato de la sociedad francesa entre la caída del Imperio Napoleónico (1815) y la Monarquía de Julio (1830). Por su parte, El Alfabeto del Crimen, la serie de casos de la detective Kinsey Millhone creada por Grafton y organizada en base al abecedario, vino a dar cuenta de la condición femenina en nuestros días. Puesta a hablar sobre la opinión que le merecen a Millhone las labores domésticas, Grafton escribe: "Apabullaba pensar que el ama de casa corriente se pasa la vida con las piernas rodeadas de artículos mortíferos".
Sí señor, tanto La comedia humana como El alfabeto del crimen son empresas inconclusas. Ahora bien, no por inacabadas ni una ni otra dejan de ser ese espléndido fresco de su tiempo que quisieron ser. De hecho, las peripecias de Kinsey Millhone, además de ser uno de los mejores ejemplos de la novela detectivesca femenina contemporánea, han sido el fiel reflejo del camino seguido por esa nueva mujer hacia su empoderamiento desde los años 80 hasta nuestros días. Es harto revelador que A, de adulterio (1982), la primera entrega, surgiese cuando la autora imaginó la muerte de su marido mientras se separaba de él en un divorcio especialmente hostil.
Sin embargo, Z de cero -en inglés "cero" se escribe con "z"-, la que habría de ser la entrega postrera siguiendo el estricto orden alfabético en el que fueron apareciendo los títulos a lo largo de los últimos 35 años, nunca verá la luz. Su publicación estaba anunciada para el año que viene, pero La Parca se llevó a la autora antes de poder escribirla. De modo que Y de yesterday, que acaba de llegar a las librerías como el resto de las entregas publicada por Tusquets, pone punto final a El alfabeto del crimen. Más aún, por deseo expreso de Grafton, quien, tras una desafortunada experiencia con el cine en los comienzos de su carrera, dejó dispuesto en su testamento que sus novelas no fuesen adaptadas a ningún medio audiovisual, sus lectores no verán a Kinsey Millhone en pantalla alguna. Por una disposición testamentaria semejante, la serie tampoco podrá ser prolongada por ningún otro escritor. De modo que Y de yesterday es, inexorablemente, el último caso de la detective de Santa Teresa que habita un "piso pequeño como una caja de cerillas" siente debilidad por los sándwiches de mantequilla de cacahuetes con pepinillos y un proverbial amor-odio por el running.
"Cuando el lector llegue a la última página de la Y, sin duda le embargará una profunda añoranza hacia esa mujer que, joven y sola, se enfrenta a sus casos e investigaciones con una diligencia extraña y llega a su oficina con una ilusión envidiable", asegura su editora española, Ana Estevan.
Y ya puestos al recuento al que invita la nostalgia, podría decirse que Sue Grafton, junto con Sara Paretsky, fue la autora más representativa de esa novela detectivesca femenina que, en contra de lo que pueda parecer, es totalmente ajena a las propuestas de Agatha Christie e incluso Ruth Rendell. Sobre el particular hay un dato concluyente, las intrigas de Christie y la mayor parte de las de Rendell suelen estar protagonizadas por detectives masculinos. Muy por el contrario, las de Paretsky y Grafton son mujeres. Mujeres que además se yerguen en contra del prototipo femenino de Raymond Chandler: o la muñeca o la mujer fatal.
En su entrega postrera, Kinsey Millhone vuelve a su tiempo de referencia: los años 80, si bien el origen del caso se remonta al final de la década anterior. "Aunque los crímenes transcurren en los años 80 son muy actuales", continúa Estevan. En esta ocasión, la detective vuelve a vérselas con Ned Lowe, un antiguo enemigo, asesino y maltratador de mujeres al que la investigadora, en un momento dado, haciéndose eco de uno de los clamores más acuciantes de nuestro tiempo, llegará a advertir: "No te metas nunca con las mujeres".
No hay duda, ese nuevo feminismo de nuestros días, ha tenido en Sue Grafton y por ende en Kinsey Millhone una de sus principales voces.
Publicado el 4 de julio de 2018 a las 09:45.