La fugaz estrella de Margot
Archivado en: inéditos cine, Margot Kidder
La suerte siempre es efímera. Pero la de Margot Kidder lo fue aún más. Tras perder aquel encanto que la convirtió en una de las chicas más desenvueltas e interesantes de la pantalla de los años 70, enloqueció por el alcohol y la cocaína. El 25 de abril de 1996 fue encontrada por la policía, después de llevar tres días desaparecida, víctima de un fuerte ataque de histeria: se había arrancado las fundas de los dientes y rapado la cabeza. A los agentes les costó trabajo reconocer en ella a la Lois Lane que sobrevolaba el cielo de Metrópolis abrazada a Superman.
Como tantas de aquellas chicas desenvueltas de los años 70, que concebían las drogas como una sustancia liberadora, Margot acabó enganchada a la coca. Lo malo fue que para ella, víctima de un trastorno bipolar que la sumía en profundas depresiones, esta adicción fue más perniciosa que para el resto de los mortales. En 1996, puesta a escribir sus memorias, cuando su ordenador fue infectado por un virus, creyó que su primer marido, el guionista Thomas McGuanne, quería matarla. Fue entonces cuando desapareció hasta ser encontrada por la policía en tan lamentables circunstancias.
El colmo de sus males fueron dos accidentes de tráfico, el primero, en 1989, la mantuvo casi dos años alejada de la pantalla; el segundo, en 2002, otro tanto. Entre todo ello, su filmografía se vio condenada a telefilmes y películas de escaso presupuesto. Amén de en la tetralogía de Superman, aún se la recuerda en Hermanas (Brian de Palma, 1973) -donde nos dio lo mejor-, La reencarnación de Peter Proud (Jack Lee Thompson, 1974) u Horror en Amytiville (Stuart Rosenberg, 1979).
Publicado el 15 de mayo de 2018 a las 12:30.