Una exégesis de "Drácula"
Archivado en: Cuaderno de lecturas, sobre Los poderes de la oscuridad
Los poderes de la oscuridad de Bram Stoker y Valdimar Ásmundsson, publicada recientemente por B, es y no es una edición crítica de Drácula, la celebrada novela de Stoker dada a la estampa por Archibald Constable en 1897. En puridad, se trata de la primera traducción al islandés de Drácula. Pero Ásmundsson, a cuyo cargo estuvo, la parafraseó hasta el punto de hacer una nueva versión del clásico de Stoker, "más corta, más oscura y más erótica" que el original. No faltan, entre las diferencias con el modelo, nuevos personajes y todo ello, según sostiene en el prefacio Dacre Stoker -biznieto de un hermano de Bram-, bajo los auspicios de su antepasado.
Publicada por entregas a partir del trece de enero de 1900 en el Fjallkonan, un periódico de Reikiavik del que era editor el propio Valdimar -en cuyo nombre resuena inexorable el del señor Valdemar de Poe y el de Waldemar Young, uno de los grandes guionistas del ciclo de terror de la Universal-, fue editada como libro en esta misma ciudad en 1901 bajo el título de Makt Myrkranna (Los poderes de la oscuridad). Sin embargo, la paráfrasis de Valdimar -que también demuestra ser una excelente exégesis del original-, sólo aparecía citada como una traducción abreviada en la bibliografía más rigurosa de los textos canónicos concernientes a Drácula. A buen seguro que el secular aislamiento de Islandia respecto al resto de Europa y por ende del mundo -recuérdese que no se independizó de Dinamarca hasta 1944- contribuyó al ostracismo al que se condenó a la traducción durante más de un siglo. Lo cierto es que nadie la recordaba cuando, hace ahora tres años, fue descubierta por el investigador Hans Corneel de Roos.
"A aquellos que conocen Drácula, Los poderes de la oscuridad les reserva algunas sorpresas. La más obvia es la de que la extensión del viaje de Harker a Transilvania ha aumentado de las aproximadamente 22.700 palabras en Drácula a las alrededor de 37.200 en Los poderes de la oscuridad", escribe Corneel de Roos en su introducción al texto. "En Drácula la historia se desarrolla mediante una serie de diarios, artículos de periódicos y cartas, casi siempre firmados por los personajes principales. En la versión islandesa es un narrador omnisciente quien nos guía a través de la historia".
Argumentalmente, Los poderes de la oscuridad difiere de su modelo en varias cuestiones fundamentales. Verbigracia, la drástica reducción de los fragmentos localizados en Whitby y en Londres, así como la omisión de la persecución por Moldavia y Transilvania.
Por el contrario, a diferencia del de Drácula, que en su visita al castillo del conde no tiene más compañía que la del Nosferatu, el Jonathan Harker de Los poderes de la oscuridad -título que tanto parece evocar a esa música de "las criaturas de la noche" que invitaba a escuchar el Drácula incorporado por Bela Lugosi en el comienzo de la versión de la novela original rodada por Tod Browning en 1931- llegará a intimar con una sugerente vampiresa.
Desde que en 1914, dos años después de la muerte de Stoker, Florence, su viuda, publicó El invitado de Drácula aduciendo que era un primer capítulo del diario de Harker desdeñado de la versión definitiva de la novela, el Drácula original ha sido objeto de un buen número de textos anejos. La aparición en los años 80 del amado siglo XX de una copia mecanografiada del Drácula original, el de 1887, dio pie a The Drácula Scrapbook (Longmeadow, Stanford, 1987) de Peter Haining. Pero, parece ser, que se hay uno que destaca entre toda esa bibliografía canónica del Nosferatu, dicho texto es Dracula: The Shade and the Shadow (Desert Islands BooksWestcliff-on-Sea, 1998), una antología de las críticas más acertadas que ha inspirado la novela de Stoker compiladas por Elizabeth Miller.
No he tenido oportunidad de leer ninguna de estas dos propuestas, pero si esta versión perdida de Drácula se me antoja como una edición crítica es por lo profusamente anotada -e incluso ilustrada- que está. Entre las amenidades que nos refieren destaca la relación que se establece entre las noticias de los crímenes de Jack el destripador en 1888 y Los poderes de la oscuridad. Pero donde el trabajo de Hans Corneel de Roos alcanza su cota más alta es el último capítulo de su introducción; donde traza y explica los planos del castillo del conde más famoso de Tansilvania.
Publicado el 3 de diciembre de 2017 a las 23:45.