Sé que, para muchos lectores, las colecciones de Blake y Mortimer, Lefranc y el resto de los clásicos de la línea clara, que puso a la venta Ediciones Junior, de Grijalbo, en los años 80, son legendarias. Poco menos que las primeras españolas, con el lomo de tela, de las aventuras de Tintín, comenzadas a publicar por Juventud a finales de los años 50. Particularmente, atesorando unas y otras, aquellas de Junior de los 80 no son tan preciadas. Sin ir más lejos, de un tiempo a esta parte, vengo dándome cuenta de que estas de Netcon2/Coeditum, que han tomado el relevo en las nuevas entregas de Lefranc, ofrecen detalles como la espléndida ilustración de la contraportada -común a todos los álbumes- que, al igual que los dibujos de las guardas -también incluidos en estas de ahora- brillaban por su ausencia en aquellas de los 80.
Ya yendo al asunto de La estrategia del caos -título contundente, no cabe duda-, entrega vigesimonovena de Lefranc, he de empezar por una salvedad. Recuerdo que, en su momento -y también recuerdo haberlo apuntado en alguno de estos artículos- habida cuenta de lo poco satisfactorias que me resultaron las series paralelas de Blueberry -Marshall Blueberry, la juventud de Blueberry- me prometí no atender a la prolongación de las colecciones más allá de los álbumes concebidos por sus autores originales.
Hará ahora unos diez años, cuando Netcon2 recuperó las aventuras de Alix y Lefranc para los lectores españoles, habida cuenta de lo poco satisfactorias que me han resultado las dos prolongaciones o colecciones paralelas de las aventuras del teniente Blueberry -Marshall Blueberry, La juventud de Blueberry- me prometí que nunca habría de volver a las prolongaciones ajenas al original. E incluso tengo el convencimiento de que una buena parte de la grandeza de Tintín, radica en que sus aventuras no se han convertido en algo que puede prolongar cualquiera, quien considere oportuno el editor del álbum en cuestión.
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Publicado el 22 de octubre de 2021 a las 01:30.