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Blog de Javier Memba

El insolidario

Nostalgia de la Cruz de Malta

Archivado en: Inéditos cine, "Nostalgia de la Cruz de Malta"

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            Dicen las asociaciones de exhibidores que la puntilla al celuloide fueron a dársela la alta definición y el moderno 3D, posibles únicamente mediante un soporte digital. Pero no hay duda de que fue el viento de la historia. El cine en tres dimensiones ya existía, como poco, desde Los crímenes del museo de cera (André de Toth, 1953). En cualquier caso, desde mucho antes de la eclosión que, en efecto, conoció con Avatar (James Cameron, 2009).

            Cierto, fue ese viento de la historia, siempre en contra de los ya rudimentarios procedimientos analógicos, lo que acabó por poner fin a ese celuloide cuya simple alusión sintetizaba al cine en general. Ya no se proyectan películas mediante este viejo soporte ni en la Filmoteca -alabado sea por siempre su nombre-. Aquel primer nitrato de celulosa, que por ser altamente inflamable fue sustituido en 1950 por el acetato de celulosa -ininflamable- del safety film, ya sólo es un objeto de culto cinéfilo. De hecho, las películas, a decir verdad, ya no lo son. Ahora, en puridad, son un archivo.

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Publicado el 15 de abril de 2015 a las 15:30.

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Dos antiguas aventuras de Blake y Mortimer

Archivado en: Cuaderno de lecturas, las aventuras de Blake y Mortimer, La maquinación Voronov y La extraña cita, André Juillard

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                   Ultimo estos días la lectura de La onda Séptimus, una vuelta al asunto de La marca amarilla (1956). Ávido por tanto de volver a adentrarme en el universo del gran Edgar P. Jacobs en busca de las referencias comunes a ambos álbumes, he vuelto a revisar el capítulo correspondiente a su adaptación de Ellipse Animation (1997) para ratificarme en mi teoría de que a los grandes cómics no suelen hacerle justicia sus adaptaciones animadas. He vuelto también a mis notas sobre las entregas anteriores de la serie. Leída La marca amarilla en su primera edición española -la de Grijalbo del 84, que naturalmente aún atesoro-, no tomé apunte alguno entonces ni en las relecturas posteriores. En aquel tiempo me dedicaba sólo al placer de leer y no a la tarea de escribir sobre mis lecturas.

                   Sin embargo, recuerdo que cuando, ya en 1996, la serie fue retomada por nuevos autores y descubrí El caso de Francis Blake (con guión de Jean Van Hamme y dibujos de Ted Benoit) mientras buscaba miniaturas de Tintín en una tienda especializada en estas filigranas, fue tanta la alegría que experimenté con el regreso del capitán Blake y el profesor Mortimer -los dos amigos del Centaur Club- que también decidí escribir sobre los cómics que leo. Se trató, como siempre mi tarea, de una forma de prolongar el placer que me causa una lectura. A la espera de que andando en mis archivos le llegué el turno a El caso de Francis Blake, publico ahora las notas concernientes a La maquinación Voronov, tomadas en el año 2000, y a La extraña cita, en 2003.

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Publicado el 12 de abril de 2015 a las 22:30.

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Apuntes para unas estampas madrileñas (XVI)

Archivado en: Apuntes para unas estampas madrileñas, In memoriam

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Recordando a Moncho Alpuente

            Tuve noticia del fallecimiento de Moncho Alpuente recién tomada tierra en el aeropuerto de Gatwick para una estancia de cuatro días en Londres. Vaya este dato como disculpa de mi demora en dejar constancia de la muerte de un buen amigo. Bien es cierto que también allí hubiera podido escribir estas líneas. Pero calculé que la distancia de Madrid habría de ser beneficiosa para evocar a alguien que, amén de una buena persona en toda la extensión de la palabra, fue uno de los principales patrocinadores del Madrid de los años 80. Es más, si no fue él quien llamó por primera vez a todo aquello "La movida madrileña" le faltó muy poco. Desde luego -junto con el también entrañable Oscar Mariné-, fue el que acuñó la expresión Madrid me mata. Nombre que dieron a una las revistas legendarias de aquellos años.

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Publicado el 27 de marzo de 2015 a las 23:00.

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El último Capote

Archivado en: Cuaderno de lecturas, sobre "Plegarias atendidas"

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            Tras concluir Plegarias atendidas, puedo jactarme de otra cosa que no sirve para nada: haber leído toda la narrativa de Truman Capote. Sí acaso, puedo afirmar con conocimiento de causa que Plegarias atendidas, la célebre novela inacabada de uno de los maestros indiscutibles e indiscutidos de la literatura norteamericana del siglo XX, no está a la altura -ni de lejos- de sus grandes títulos. A mi juicio, éstos son Desayuno en Tiffany's (1958) y A sangre fría (1965). Plegarías atendidas es un mito y, como tantos mitos, una vez conocido, se desmorona.

            Es sabido que en sus páginas Capote quiso hacer la crónica de ese gran mundo que le encumbró, como sólo lo hace la alta sociedad con sus autores y artistas favoritos, tal que Proust fue a hacer la crónica de su tiempo perdido. Pero lo que en el francés es sincera nostalgia o admiración por el mundo de los duques de Guermantes, en Capote es insidia y un afán de escandalizar que no se entiende en un escritor tan celebrado como él. Máxime si se considera que lo que está aireando son las intimidades de ese gran mundo que le adoraba. Por eso precisamente se abrió a él. De hecho, cuando el tercer capítulo, La Côte Basque, apareció publicado en el número de noviembre de 1975 de la revista Esquire, la mayor parte de los que ensalzaban a este gran autor -empezando por Jacqueline Onassis- dejaron de dirigirle la palabra. Capote entonces resultó ser mucho menos cínico de lo que parecía.

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Publicado el 14 de marzo de 2015 a las 17:45.

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Alabados sean los "selfies"

Archivado en: Entre la imagen y las mil palabras

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            Me intereso por la fotografía desde que hace cuarenta y muchos años me regalaron una Kodak Brownie Fiesta. Además de la toma de mis propias vistas, siempre he atendido a las de los demás. Así he llegado a conmoverme con las instantáneas que muestran una visión singular de la vida y a aborrecer la fotografía contaminada por la pintura -"pictorialista", que se dice- tanto como odio el cine contaminado por el teatro. Este pictorialismo cobró un auge especial en los años 70. En aquellos días, con las gasas, los flous y demás difuminados del bueno de David Hamilton a la cabeza, las fotos tenían tanto grano que apenas se veían. Pero hoy vengo a hablar de filias, que no de fobias.

            Sobre una de las cosas que he observado en todo este tiempo de interés por el hecho fotográfico -el miedo que inspiraban las fotos a la gente en mi feliz infancia-, Cristina fue a llamarme la atención el otro día. Decía ella que, cuando éramos pequeños, la gente miraba a las cámaras asustada. Basta con fijarse en esas filmaciones documentales de los años 60, en las que el reportero formula cualquier pregunta en la calle, para rendirse ante la certeza de la afirmación.

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Publicado el 2 de marzo de 2015 a las 09:30.

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La Casa de la Cruz y otras historias góticas

Archivado en: Cuaderno de lecturas, "La Casa de la Cruz y otras historias góticas" de Emilio Carrere

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(Como tantos de sus lectores actuales, descubrí a Emilio Carrere merced a la adaptación de La torre de los siete jorobados (1944) de Edgar Neville. Sus visiones mi amada ciudad en tiempos pretéritos me cautivaron desde sus primeras narraciones. De las reunidas bajo el título de La Casa de Cruz y otras historias góticas di cuenta en Formentera en agosto de 2009. Una vez más, lo que sigue son las notas que tomé entonces).

La leyenda de San Plácido, que Carrere noveliza en la primera de las narraciones aquí reunidas, está ambientada en el Madrid del siglo XVII. El Santo Oficio, que tiene sus cárceles en la calle de Leganitos, aún campa a sus anchas. Maese Blas de Toledo es un "hábil tañedor de flauta". Interpreta sus melodías desde el tejado de su casa para temor de los vecinos de la calle de La Luna y aledaños, quienes confunden su silbo con un canto del Diablo. Sus músicas le hacen pasar por un brujo. En realidad, lo que persiguen es distraer la atención del vecindario. Pues cuando suena la flauta del falso nigromante se producen las visitas, nocturnas y furtivas, que un misterioso admirador de la novicia Margarita hace al convento de San Plácido al que alude el título.

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Publicado el 19 de febrero de 2015 a las 13:45.

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El horror de Dunwich

Archivado en: Cuaderno de lecturas, "El horror de Dunwich", de H. P. Lovecraft

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                                     "Tras un prólogo tan interesante como el de Los mitos de Cthulhu, aunque antes de empezarlo fuera el motivo de que postergara la lectura de este libro hasta el último momento, los relatos en él reunidos han sido los que más me han satisfecho de todo lo leído en mi tercer encuentro con la obra de Lovecraft", apunté al comienzo de mis notas referidas a El horror de Dunwich tras su lectura, en marzo del 99.

                   Obedeciendo sin duda a una matemática tiniebla, estaba escrito que me adentrara en la obra de Lovecraft en tres tandas separadas entre sí por un intervalo de diez años exactos. La primera de estas ocasiones fue a finales de los años 70, cuando descubrí al outsider de Providence en dos tomos de obras escogidas de Ediciones Acervo. La segunda llamada de Cthulhu, nunca mejor dicho, fue a finales de los 80 y atendí a ella en las esplendidas selecciones de Alianza Editorial. Textos, estos mismos, a los que volví cuando, ya a finales de los años 90, dándome yo a ciertos placeres que el buen entendedor sabrá imaginar, el universo de Lovecraft me volvió a magnetizar.

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Publicado el 14 de febrero de 2015 a las 21:45.

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Un viaje al Cretácico

Archivado en: Cuaderno de lecturas, "Entre dinosaurios", de George Gaylord Simpson

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            Calculo que en breve, a raíz de la inminente emisión de El ministerio del tiempo, la nueva serie de TVE, tan sugerente en principio, los viajes a otras épocas suscitarán el natural interés por parte del Respetable. Hace ya cuarenta y nueve años, también en el ente público, seguí con avidez las emisiones de El túnel del tiempo, una maravilla de Irwin Allen para la ABC protagonizada por James Darren (el doctor Tony Newman) y Robert Colbert (su colega Douglas Phillips). Varias de aquellas entregas, como la dedicada a la caída de las murallas de Jericó, estaban dirigidas por el gran Nathan Juran.

            Desde entonces, los viajes en el tiempo son uno de mis asuntos favoritos de cuantos acomete con mayor frecuencia la ciencia ficción. Incluso he visto con agrado la trilogía de Regreso al futuro del bueno de Robert Zemeckis.

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Publicado el 2 de febrero de 2015 a las 22:30.

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Cuatro inmortales de Poul Anderson

Archivado en: Cuaderno de lecturas, Cuatro inmortales, de Poul Anderson

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                   Incluidas en un volumen titulado La nave de un millón de años (1989), una de las últimas entregas de Poul Anderson, las cuatro piezas reunidas en 1998 por la entrañable Biblioteca del Mundo bajo el título de Relatos de inmortales me devolvieron ese placer que procuran los buenos textos, algo perdido en mis lecturas anteriores del otoño de 1998.

                   El camarada, la primera de estas narraciones, de las que tanto tiempo después sigo guardando tan buen recuerdo, nos transporta a la decadencia del imperio romano. Allí, un tal Lugo, salva a Rufus de la turba que lo persigue y lo lleva a su casa. Una vez en ella, con una naturalidad admirable, mediante la conversación mantenida por los dos hombres, se nos cuenta que la muchedumbre perseguía al huésped por ser éste inmortal. El anfitrión le ha salvado porque él también lo es. Dada la singular coincidencia, Lugo explica a su invitado cómo cada cierto tiempo, cuando la gente está a punto de darse cuenta de su condición, abandona familia y lugar para iniciar una nueva vida en otro sitio. La exposición, de esta suerte de servidumbre del don que ambos posen, imprime a la narración un innegable encanto.

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Publicado el 27 de enero de 2015 a las 14:30.

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"Neuromante", más que el inicio del cyberpunk

Archivado en: Cuaderno de lecturas, Distopías, Neuromante, de William Gibson

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            En la página 179 de la edición de Neuromante (1984) de William Gibson, dada a la estampa por Minotauro en julio de 2002 -la que yo atesoro-, hay un pasaje que a mi juicio sintetiza uno de los grandes asuntos de la ciencia ficción contemporánea, si no el principal. Es aquel en que Molly refiere a Case cómo fue mejorada cibernéticamente en una clínica de Chiba City (un puerto imaginario de Japón) para que ejerciera la prostitución "especial", sin enterarse de nada, en un burdel donde "la casa tiene el software para cualquier cosa que el cliente quiera pagar". Lo malo fue que en cierta ocasión se enteró de lo que un cliente la estaba haciendo. "El problema era que el circuito recortado y los que me pusieron en la clínica de Chiba no eran compatibles".

            En efecto, en líneas generales, los problemas generados por la convivencia entre organismos celulares y circuitos electrónicos, entendiendo el concepto en toda su extensión -desde la atracción que Rick Deckard siente por Rachael en ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (Philip K. Dick, 1968) a este Neuromante en que Case tiene implantado en la cabeza una suerte de memoria USB- son a la ciencia ficción actual lo que el viaje a La Luna en los albores del género, los platillos volantes en los años 50 o la pastoral poscatástrofe atómica en la década siguiente. A mi entender, las cuchillas que le han injertado a Molly bajo las uñas, tan prácticas en su nuevo empleo de asesina a sueldo como lo hubieran sido con esos clientes que se empeñaban en hacerle cualquier cosa que pudieran pagar, no son más que pequeñeces, prodigios de superhéroes que quizás imaginara Gibson en las viñetas de Lobezno.

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Publicado el 18 de enero de 2015 a las 15:00.

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Javier Memba

Javier Memba

            Periodista con más de cuarenta años de experiencia –su primer texto apareció en la revista Ozono en 1978-, Javier Memba (Madrid, 1959) fue colaborador habitual del diario EL MUNDO entre junio de 1990 y febrero de 2020. Actualmente lo es en Zenda Libros. Estudioso del cine antiguo, en todos los medios donde ha publicado sus cientos de piezas ha demostrado un decidido interés por cuanto concierne a la gran pantalla. Puede y debe decirse que el setenta por ciento de su actividad literaria viene a dar cuenta de su actividad cinéfila. Ha dado a la estampa La nouvelle vague (2003 y 2009), El cine de terror de la Universal (2004 y 2006), La década de oro de la ciencia-ficción (2005) –edición corregida y aumentada tres años después en La edad de oro de la ciencia ficción-, La serie B (2006), La Hammer (2007) e Historia del cine universal (2008).

 

            Asimismo ha sido guionista de cine, radio y televisión. Como novelista se dio a conocer en títulos como Homenaje a Kid Valencia (1989), Disciplina (1991) o Good-bye, señorita Julia (1993) y ha reunido algunos de sus artículos en Mi adorada Nicole y otras perversiones (2007). Vinilos rock español (2009) fue una evocación nostálgica del rock y de quienes le amaron en España mientras éste se grabó en vinilo. Cuanto sabemos de Bosco Rincón (2010) supuso su regreso a la narrativa tras quince años de ausencia. La nueva era del cine de ciencia-ficción (2011), junto a La edad de oro de la ciencia-ficción, constituye una historia completa del género, aunque ambos textos son de lectura independiente. No halagaron opiniones (2014) fue un recorrido por la literatura maldita, heterodoxa y alucinada. Por su parte, David Lynch, el onirismo de la modernidad (2017), fue un estudio de la filmografía de este cineasta. El cine negro español (2020) es su última publicación hasta la fecha.  

 


 

          

 

Miniatura no disponible

 

Javier Memba en 2009

 

Javier Memba en 1988

 

Javier Memba en 1987

 

1996

 

 

Javier Memba en la librería Shakespeare & Co. de París

 

 

 

 

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Enlaces

-La linterna mágica

-Unas palabras sobre Vida en sombras

-Unas palabras sobre La torre de los siete jorobados

-50 años de la Nouvelle Vague en Días de cine

-David Lynch, el onirismo de la modernidad en Radio 3

-Unas palabras sobre Casablanca en Telemadrid

-Unas palabras sobre Tintín en Cuatro TV

 

 

ALGUNOS ARTÍCULOS:

Malditos, heterodoxos y alucinados de la gran pantalla

Nuevos momentos estelares de la humanidad

Chicas yeyés

Chicas de ayer

Prólogo al nº 4 de la revista "Flamme" de la Universidad de Limoges

Destinos literarios

Sobre La naranja mecánica

Mi tributo al gran Chris Marker

El otro Borau

Bohemia del 89

Unos apuntes sobre las distopías

Elogio de Richard Matheson

En memoria de Bernadette Lafont

Homenaje al gran Jean-Pierre Melville

Los amores de Édith

Unos apuntes sobre La reina Margot

Tributo a Yasujiro Ozu con motivo del 50 aniversario de su fallecimiento

Muere Henry Miller

Unos apuntes sobre dos cintas actuales

Las legendarias chicas de los Stones

Unos apuntes sobre el "peplum"

El cine soviético del deshielo

El operador que nos devolvió el blanco y negro

Más real que Homeland

El cine de la Gran Guerra

Del porno a la pantalla comercial

Formentera cinema

Edward Hopper en estado puro

El cine de terror de los años 70

Mi tributo a Lauren Bacall

Mi tributo a Jean Renoir

Una entrevista a Lee Child

Una entrevista a William McLivanney 

Novelistas japonesas

Treinta años de Malevaje

Las grandes rediciones del cómic franco-belga

El estigma de La campana del infierno

Una reedición de Dalton Trumbo

75 años de un canto a la esperanza

Un siglo de El nacimiento de una nación

60 años de Semilla de maldad

Sobre las adaptaciones de Vicente Aranda

Regreso al futuro, treinta años después 

La otra cabeza de Murnau

Un tributo a las actrices de mi adolescencia

Cineastas españoles en Francia

El primer surrealista

La traba como materia literaria

La ilustración infantil de los años 70

Una exposición sobre la UFA

La musa de John Ford

Los icebergs de Jorge Fin

Un recorrido por los cineastas/novelistas -y viceversa-

Ettore Scola

Mi tributo a Jacques Rivette

Una película a la altura de la novela en que se basa

Mi tributo a James Cagney en el trigésimo aniversario de su fallecimiento

Recordando a Audrey Hepburn

El rey de los mamporros

Una guía clásica de la ciencia ficción

Musas de grandes canciones

Memorias de la España del tebeo

70 años de la revista Tintín

Ediciones JC regresa a sus orígenes

Seis claves para entender a Hergé

La chica del "Drácula" español

La primera princesa de la lejana galaxia

El primer Tintín coloreado

Paloma Chamorro: el fin de "La edad de oro"

Una entrevista a la fotógrafa Vanessa Winship

Una recuperación del Instituto Murnau

Heroínas de la revolución sexual

Muere George A. Romero

Un mito del cine francés

Semblanza de Basilio Martín Patino

Malevaje en la Gran Vía

Entrevista a Benjamin Black

Un circunloquio sobre la provocación

Una nueva aventura de Yeruldelgger

Una dama del crimen se despide

Recordando a Peggy Cummins

Un tributo a las yeyés francesas

La última reina del Technicolor

Recordando a John Gavin

Las referencias de La forma del agua

El Madrid de 1988

La nueva ola checa

Un apunte sobre Nelson Pereira dos Santos

Una simbiosis perfecta

Un maestro del neorrealismo tardío

El inovidable Yellowstone Kelly

Que Dios bendiga a John Ford

Muere Darío Villalba

Los recuerdos sentimentales de Enrique Herreros

Mi tributo a Harlan Ellison

La inglesa que presidió el cine español

La última rubia de Hitchcock

Unos apuntes sobre Neil Simon

Recordando Musicolandia

Una novelista italiana

Recordando a Scott Wilson

Cämilla Lackberg inaugura Getafe Negro

Una conversación entre Läckberg y Silva

El guionista de Dos hombres y un destino

Noir español y hermoso

Noir italiano

Mi tributo al gran Nicholas Roeg

De la Escuela de Barcelona al fantaterror patrio

Recordando a Rosenda Monteros

Unas palabras sobre Andrés Sorel

Farewell to Julia Adams

Corto Maltés vuelve a los quioscos

Un editor veterano

Una entrevista a Wendy Guerra

Continúa el misterio de Leonardo

Los cantos de Maldoror

Un encuentro con Clara Sánchez

Recuerdos de la Feria del Libro

Viajes a la Luna en la ficción

Los pecados de Los cinco

La última copa de Jack Kerouac

Astérix cumple 60 años

Getafe Negro 2019

Un actriz entrañable

Ochenta años de "El sueño eterno"

Sam Spade cumple 90 años

Un western en la España vaciada

Romy Schneider: el triste destino de Sissi

La nínfula maldita

Jean Vigo: el Rimbaud del cine francés

El último vuelo de Lois Lane

Claudio Guerin Hill

Dennis Hopper: El alucinado del Hollywood finisecular

Jean Seberg: la difamada por el FBI

Wener Herzog y la cólera de Dios

Gordad, el gran maese de la heterodoxia cinematográfica

Frances Farmer, la esquizofrénica que halló un inquietante sosiego

El hombre al que gustaba odiar

El gran amor de John Wayne

Iván Zulueta, arrebatado por una imagen efímera

Agnès Varda, entre el feminismo y la memoria

La reina olvidada del noir de los 40

Judy Garland al final del camino de adoquines amarillos

Jonas Mekas, el catalizador del cine independiente estadounidense

El gran Edgar G. Ulmer

La última flapper; la primera it girl

El estigmatizado por Stalin

La controvertida Egeria del Führer

El gran Tod Browning

Una chica de ayer

El niño que perdió su tren eléctrico

La primera chica de Éric Rohmer

El último cadáver bonito

La exnovia de James Dean que no quiso cumplir 40 años

Don Luis Buñuel, "ateo gracias a Dios"

La estrella cuyo fulgor se extinguió en sus depresiones

El gran cara de palo

Sylvia Kristel más allá de Emmanuelle

Roscoe Arbuckle, cuando se acabaron las risas

Laura Antonelli, la reina del softcore que perdió la razón

Nicholas Ray, que nunca volvió a casa

El vuelo más bajo de la princesa Leia Organa

Eloy de la Iglesia y el cine quinqui

Entiérralo con sus botas, su cartuchera y su revólver

La chica sin suerte

Bela Lugosi y la sombría majestuosidad de Drácula

La estrella de triste suerte

La desmesura de Jacques Rivette

Françoise Dorléac

Klaus el loco

Una hippie de los 70

Jean Esustache, entre la Nouvelle Vague y el ascetismo

Nadiuska, un juguete roto

Thea von Harbou

Jesús Franco

David Cronenberg

Sharon Tate, como en un cuento de Sheridan Le Fanu

Un guionista sediento

La reina del fantaterror patrio

Dalton Trumbo y los diez de Hollywood

La primera chica que arrojó una tarta 

El desdichado Hércules contemporáneo

En la tradición familiar

El músico del realismo poético

Otro tributo a la gran Patty Shepard

Elmer Modlin y su extraña familia

Las coproducciones internacionales rodadas en España

Marilyn Monrore y su desesperado último gesto

Un amor más poderosos que la vida

El actor atrapado en sus personajes

Entre el fantasma de su madre y el final del musical

Barbet Schroeder

Amparo Muñoz

Samuel Bronston más alla de Las Rozas

Chantal Akerman

Françoise Hardy 

Un antiguo dogmático

Jane Birkin

Anna Karina, su turbulento amor y el Madison

Sandie Shaw, ya con calzado

El gran Serge Gainsbourg

Entre la niña prodigio y la mujer concienciada

La intérprete de Shakespeare que inspiró a The Rolling Stones

La maleta del capitán Wajda

Val Lewton y su dramatización de la psicología del miedo

La alimaña de Whitechapel

Cristina Galbó

La caravana Donner

Eddie Constantine

Un nuevo curso del tiempo

Rosenda Monteros

Una criatura de la noche

Una carta a Nicolás I

Edison y el 35 mm

Barbara Steele

El felón Esquieu de Floyran acaba con los templarios

Entre Lovecraft y Hitchcock

Tchang Tchong Yen recuerda a Hergé

La musa del ciberpunk

Néstor Majnó

Una leyenda del Madrid finisecular

El rey de la serie B

La primera cosmonauta soviética

Cuando la injuria sucede a la fatalidad

Bajo Ulloa y sus cuentos crueles

La cicerone de los Stones en el infierno 

Nace Toulouse-Lautrec

El París del Charlestón se rinde a Josephine Baker

Nastassja Kinski, la dulce hija del ogro

Un tributo a Sam Peckinpah

La leyenda del London Calling

Fiódor Dostoievski frente al pelotón de fusilamiento

Mi alucinada favorita

El hombre de las mil caras

El 7º de Caballería pierde la gloria

Un recuerdo de Silke

El genocidio camboyano

Peter Bogdanovich

Guy Debord y la sociedad del espectáculo

Un héroe de Iwo Jima 

Lupe Vélez tras el último tequila sunrise

El general Lee

Roman Polanski

Un hampón italoamericano

Jane Fonda en su juventud

Kraken en la Cuesta de Moyano

Josef von Sternberg

The Beatles en The Carvern y en el show de Ed Sullivan

Que la tierra le sea leve a Douglas Trumbull

El último superviviente del hampa de Chicago

Inma de Santis

El Álamo

Una musa insumisa

El malvado Zaroff y un elogio a las revistas pulp

Miles Davis

Un polaco y el amour fou

La Legión extranjera como género literario

Conchita Montenegro

Peter Lorre y su cara de villano

El juez de la horca

Syd Barrett

Kathleen Turner

Una caricatura de la hombría

Eric Clapton

Helga Liné

Butch Cassidy

Carlos Arévalo, un cineasta español

Nace el último bohemio

Pascual García Arano

María Perschy

El Combray de Ingmar Bergman

Carlos Castaneda

Una canción de Neil Young

Un suicida dandi

Hedy Lamarr

Philip K. Dick y sus realidades bastardas

La última mujer fatal

Andréi Tarkovski, otro maldito por la censura soviética

Nace la música de la New Age

"Wie einst" Lili Marleen

Una lectura de Byron en Villa Diodati

Un apostol de la sedición juvenil

Ava en mi ciudad

Rider Haggard

Una entrada para la "Historia universal de la infamia"

La Marguerite Duras cineasta

Gallardo y calavera

El hombre que vendió su alma a Elizabeth Taylor

El crímen de Charlotte Corday

Un elogio entusiasta de la urbe

Un ángel caído

Mary Bradbury teme por su vida

Pierre Étaix y su triste gracia

El mejor verano de los Rolling

María Rosa Salgado y su conmovedora discrección

La valentía de Ramón Acín

Sylvie Vartan

La cruz de Malta de Wim Wenders

La epifanía de Louis Daguerre

Carroll Baker

Marie Laforêt y mi amigo Eloy

Eliseo Reclus atisba su quimera

Patty Pravo

Richard Pryor contra sí mismo

Miroslava, una actriz marcada por la fatalidad

France Gall y el doble sentido

Robert Bresson y el cine puro

La gesta de Alekséi Stajánov

Nace el Rimbaud del Rock & Roll seminal

Dominique Dunne, una filmografía que se quedó en el aire

Un actor vampirizado por un personaje

Tolkien publica El Hobbit

La segunda musa de Godard

John Dos Passos entra en la eternidad

Alain Resnais, el cine de la memoria

Una musa del filme noir

El cadáver de Nancy Spungen en el Chelsea Hotel

La historia de Bobby Driscoll

Un icono del feminismo

Recordando a Tina Aumont

Colgaron a Gilles de Rais

Dario Argento

Nico en el cine

Dylan Thomas en su último trance

Brigitte Helm

Un punkie en la Disney 

Nace Billy el Niño

The Wall

Tennessee Williams

Vivien Leigh

Kazuo Sakamaki salva la vida en Pearl Harbor

El proscrito de la Escuela de Barcelona 

47 hombres de honor

Charlotte Rampling

La incomunicabilità del gran MIchelangelo Antonioni

F. Scott Fitzgerald

Un pilar del cómic estadounidense

Juliet Berto

Erik, el fantasma de la Ópera

Una comedia francesa

Un pesimista alegre

Una mirada indolente a la derrota 

Sender en Casas Viejas

Kipling en su último momento

Los hermanos Marx

Puente sobre aguas turbulentas

Anouk Aimée

Mary Shelley

Quentin Tarantino

Neal Cassady 

Natalie Wood

La heterodoxia de Ermanno Olmi

Fu-Manchú

Stefan Zweig pone fin a sus días

 

 

 

 

 

 

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