Archivado en: Miscelánea
Conocí el mar en Gijón en el año 63, coincidiendo con la primera edición de su festival de cine, entonces infantil. Tres años después, mi madre volvió a llevarme allí de vacaciones y en una de las proyecciones del certamen, celebrado en la Universidad Laboral, descubrí a los hermanos Marx en Sopa de ganso (Leo McCarey, 1933). Mis primeros recuerdos gijoneses se remontan a los primeros días de mi vida. Medio siglo después, al regresar y comprobar que las evocaciones son más numerosas que las cosas que me habrán de dejar nuevos recuerdos, las transformaciones de la ciudad me anuncian que la senectud me aguarda a la vuelta de la esquina.
Publicado el 13 de septiembre de 2016 a las 10:15.