Archivado en: Partido Popular, RTVE
Soy escritor y no encuentro el adjetivo. Tengo dos diccionarios de sinónimos y en ninguno encuentro lo que busco. Obsceno, indecente, escandaloso, deshonesto, repugnante, mendaz, desvergonzado, pornográfico. Ninguno me vale, ninguno me basta, nimguno alcanza. ¿Soy un mal escritor? Probablemente, pero deberá convenirse en que calificar al Partido Popular requiere en estos tiempos el talento de un Proust, de un Kafka, de un Cervantes. Y aún me cuesta creer que ellos supieran.
Mi oficio de escritor me sirve, eso sí, para reconocer la estrategia narrativa: la hipérbole, la desmesura, el sindiós. Cuando se construye un relato descomedido o esperpéntico tendemos a pensar que es metafórico, que deforma la realidad. A nadie se le ocurre decir: "Valle-Inclán es malo porque lo que cuenta es inverosímil y exagerado". Por eso tanta gente en estos días tiende a creer que el Gobierno del Partido Popular es metafórico, que tiene que haber alguna moraleja que no hemos acabado de comprender (como cuando lees a Valle-Inclán sin tener mucho hábito de lectura). "No puede ser que recorten las becas, suban las tasas, reduzcan los profesores, aumenten los alumnos por clase, supriman las subvenciones para ordenadores y digan que nada de esto afecta a la calidad de la enseñanza", nos decimos. "Algo muy profundo se me está escapando, voy a volver a leer los parlamentos de Max Estrella". O bien: "No es posible que tomen a mano armada RTVE y digan que es por el bien de la libertad de información".
A Valle-Inclán no se le entendió del todo bien en su época. Ha sido luego cuando hemos visto la verdadera dimensión de su literatura. Como a Mussolini. Yo sigo buscando el adjetivo. Si lo encuentro, se lo haré saber.
Publicado el 21 de abril de 2012 a las 14:30.