Archivado en: Encuestas electorales, Partido Popular, Camps, Corrupción
Los periódicos y la sociología son una inagotable fuente de perplejidad. Yo intento lo del carpe diem, pero cómo hacerlo.
Leo hoy una encuesta en el diario El País acerca de la situación política y sobre asuntos diversos de la actualidad. Me regocijo con algunas de las respuestas. A los españoles, por supuesto, no les gusta que se rebaje el límite de velocidad. Sólo faltaría que hubiera una medida gubernamental necesaria, adónde íbamos a llegar. Les parece estupendo, eso sí, que se reduzcan los coches oficiales. Sin duda creen que con esos cien barriles de ahorro se soluciona el problema energético.
Pero vamos a lo intenso. Los sociólogos preguntan una vez más por la corrupción. Preguntan a los ciudadanos si creen que un político imputado judicialmente debería poder formar parte de una candidatura electoral. El 83% de los votantes del PSOE responden que no. En el caso de votantes del PP, el porcentaje sólo es del 72%, lo que ya apunta maneras y dice algo de los ideales democráticos de los diferentes perfiles ideológicos. Pero conformémonos de momento.
A continuación se pregunta a los encuestados si creen que la decisión de nombrar a Francisco Camps candidato del PP para la Generalidad valenciana es una decisión acertada. El 86% de votantes del PSOE dice que no lo es. Es decir, suponemos que el 83% que cree que un político imputado no debe ir en las listas electorales más un 3% adicional que cree que, aunque en ciertos casos pueda ir, en el caso de Camps no debe ser así.
Pero cuando llegamos a la columna del PP se produce la sorpresa: un 54% de sus votantes cree que no es buena la decisión de haber nombrado a Camps candidato. Dejando al margen si es mucho o poco ese porcentaje, políticamente hablando, lo que me pregunto es qué perfil psicológico -o psiquiátrico- tiene ese 18% de votantes que creen que un político imputado judicialmente no debe ser candidato y a continuación cree que Camps -imputado judicialmente- sí debe serlo. Esa diferencia de encuestados que hay entre el 72% que en abstracto cree que un político imputado debe ser cautelarmente apartado de la vida pública y el 54% que ya en concreto cree que esas martingalas no valen para Camps. Porque son los mismos encuestados, no vayamos a echarle la culpa al sociólogo que tabula. Recapitulo: 18 de cada 100 votantes del PP creen que un imputado no debe ser candidato pero que el imputado Camps sí debe serlo. ¿Esquizofrenia? ¿Doble personalidad? Yo me inclino por la imbecilidad.
No digo yo que los votantes de izquierda sean en España lumbreras. Pero parece que al menos tienen algo más de respeto por los valores sociales, tratan de disimular mejor sus incoherencias y entienden que la eme con la a se lee ‘ma'. No es mal punto de partida.
Publicado el 6 de marzo de 2011 a las 18:45.