Asturias sin tormenta perfecta
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Me fui el jueves a Asturias y, aunque me llevé el portátil, mi concentración intelectual en los hoteles es aún menor que la que habitualmente tengo en casa. Por eso, y a pesar de mi espíritu pendenciero, no he podido navajearme dialécticamente con algunos de los amables lectores. Pero lo haré, no se preocupen. Y lo haré en forma de posts, pues me parece que muchas de las cosas que se dicen -aquí, allá y acullá- son simples extravíos (he venido tan reconfortado que voy a ser suave). Además, estoy escribiendo una novela y estos viajes me perturban, de modo que hoy, entre tender la colada, ponerme al día de asuntos y reubicarme en el mundo literario, no sé a qué alcanzaré.
De momento cuelgo una foto de placidez turística (es Santa María del Naranco y los retratados son mis agentes y mi marido, aunque parezcan Los Tres Sudamericanos en la cubierta de un disco) y dejo constancia de que el infierno no está en Asturias. Ni siquiera en tiempos de Tormenta Perfecta: apenas cayeron unas gotas cantábricas y sopló una brisa suave. Comer, viajar, charlar alrededor del vino con amigos.
Publicado el 1 de marzo de 2010 a las 13:15.