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Blog de Luisgé Martín

El infierno son los otros

La libertad de Internet

Archivado en: Internet, Don Delillo, Publicidad, Gran Hermano

Hace tiempo leí una novela de Don Delillo que no me gustó nada, Cosmópolis. Me habían elogiado tanto al autor estadounidense que me quedé perplejo y lo comenté con uno de los amigos que me lo había recomendado. "Te has equivocado de novela, ésa no es buena", me dijo. Después pasó el tiempo y seguí escuchando alabanzas encendidas de Delillo. La última, ayer mismo. De modo que escribí a mi amigo y le pedí que me recomendara un libro que sí fuera bueno. Me respondió esta mañana con dos títulos: Libra y Submundo. Inmediatamente entré en la web de la Casa del Libro y husmeé en la bibliografía de Delillo para ver ediciones, precios, argumentos. Tomé la decisión de comprar Libra la próxima vez que fuera a una librería y volví luego a mis asuntos.

Al cabo de una hora volví a abrir el navegador para echar una ojeada a la prensa. Abrí la página de El País y me encontré, en la portada, flamantes, dos banners publicitarios de la Casa del Libro con opciones de compra de tres libros de Don Delillo cada uno.

No estoy sorprendido, ya conocía la existencia del método, que cada vez, eso sí, se sofistica más. De lo que estoy sorprendido es de que siga habiendo tanto pazguato que piense aún que Internet es un territorio libre, puro y descontaminado desde el que se puede dejar fluir la libertad, sin intermediarios ni prescripciones, y se puede actuar en pie de igualdad democrática con el universo. Que Google ha llegado para acabar con el insufrible materialismo de General Motors, Repsol, Sony y Random House.

Una cosa es la candidez y otra muy distinta va siendo ya la ceguera necia.

 

Publicado el 4 de marzo de 2012 a las 14:30.

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Comentarios - 7

1 | Ángel de la - 04/3/2012 - 19:40

Hola Luis,
Eso se llama retargeting, como dices no es novedoso precisamente. Está basado en tu comportamiento y visitas, y lo puedes controlar tú mismo con las cookies de tu navegador.
Cabe hacerse una pregunta: qué banners prefieres ver cuando navegas por El País? De algo que te interesa (o te ha interesado en el pasado) o completamente aleatorios? Porque, de momento, hay que seguir viéndolos. Ojalá me dejaran elegir los anuncios de las pelis de la tele

Un abrazo

2 | Luisgé - 04/3/2012 - 22:55

Ángel, tú vas por la calle mirando a todas las tías que te gustan, llegas a tu casa (es un suponer) y vuelcas tu lujuria en lo que sea. Ahora supón que vas por la calle mirando a todas las tías que te gustan y al llegar a casa te están esperando aquellas a las que a su vez tú les gustas. La primera tentación es creer que este sistema es mucho más cojonudo que el anterior, y que ojalá se hubiera descubierto antes.

Pero piénsalo dos veces. Por muchas cookies que creamos que existen.


Otro abrazo grande

3 | AntonioC - 05/3/2012 - 11:10

A mí el retargeting me produce la misma desagradable sensación de publicidad invasiva y de agresión a la privacidad que a ti Luis. Más que una técnica publicitaria moderna me parece más la versión virtual del vendedor callejero pesado que se te cuelga ofreciéndote su producto hasta que te hace perder la compostura. Es una técnica viejuna, por muy tecnológicamente moderna que sea su presentación. Asimismo, de acuerdo a mi comportamiento como consumidor, en mi caso resulta una técnica contraproducente para el vendedor porque me produce rechazo. Sin embargo, dicen los entendidos que el retargeting consigue cinco veces más clicks que los banners genéricos o los enlaces patrocinados en Google, lo que me confirma en mi sospecha de que en el mundo virtual estamos aceptando sin el menor sentido crítico, como consumidores y como ciudadanos, prácticas que no aceptamos en ningún caso en el mundo físico.

4 | Luisgé - 05/3/2012 - 11:16

Sólo añado que en mi propio blog, en este mismo post, tengo un banner de Delillo. ¿Grito? ¿O asumo resignadamente que tengo que borrar las cookies?

5 | JUAN RUBIO - 19/3/2012 - 16:28

Solo agradecerte los buenos ratos que he pasado con tus libros este fin de semana. Compré "la mujer de sombra". Me impresionó tanto que fui a buscar otras cosas tuyas. Leí rápido " los cuentos de "Los oscuros" Y me volví un adicto. Anoche terminé con la historia del joven polaco de Mann y hoy he ido a la casa del libro en busca de las "manos cortadas"Acabo de empezarlo. Como ves te debía este e mail de agradecimiento....por los buenos ratos. Seguiré buscando el resto. En la Casa del Libro me traje lo que había. Un abrazo

6 | Nano Cañas (Web) - 06/5/2012 - 17:52

Me considero un ignorante en casi todo. Pero no tan estúpido como para no reconocer que el mundo de Google y de internet por extensión ha cambiado profundamente la realidad que conocíamos. Quizá nosotros como hijos de Siglo XX -del S. XII algunos- no conseguimos desentrañar la complejidad de los cambios ( y de las nuevas oportunidades ) con la naturalidad que lo hacen los "nativos digitales". Acusar a la herramienta por el mal uso que algunos hacen de ella es no haber entendido para nada la profundidad de esos cambios.La industria musical, la audiovisual, las empresas periodisticas y ahora el mundo editorial tal y como conocíamos han pasado a la historia o lo están a punto de hacer. Ya sé que es una mierda abandonar nuestra "zona de comfort " desde la que hemos creado algunos desde hace décadas y empezar a pelear en una jungla con nuevas reglas. Pero es lo que hay. Y yo, particularmente, prefiero ser tildado de oportunista e intentar formar parte del futuro a tener mi mente y mi estatua ecuestre en algún lugar del pasado.el mundo que viene es cuando menos apasionante. Y si no coincides en eso conmigo, por lo menos estaremos de acuerdo en que va a ser tan diferente que en principio nuestra reacción más natural es EL MIEDO.
¡ Bienvenidos a la montaña rusa y no olviden tomar sus pastillas, amigos !

7 | Luisgé - 07/5/2012 - 02:58

Nano, tal vez hablemos de cosas distintas. En primer lugar, yo nunca he tenido (en este campo) ninguna zona de confort. Si la hubiera tenido, vería razonable correr riesgos por el cambio, aunque me daría miedo. Pero querría "formar parte del futuro" siempre y cuando ese futuro no me espeluznara. Sinceramente, la destrucción de la intimidad que adivino a veces detrás de todo este tinglado (y no me refiero a las fotos que uno voluntariamente cuelga en Facebook) y el mercantilismo redoblado de todo me asustan mucho. Y estoy feliz de que me asusten, la verdad. Si no lo mismo acababa de broker.

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Luisgé Martín

Luisgé Martín

Un blog con olor a azufre y a carne quemada. Ciberllamas en las que arderán todos: no habrá ningún títere al que le quede la cabeza sobre los hombros. El convencimiento es claro: el infierno existe y son los otros. Basta con abrir los ojos y mirar el mundo alrededor. Hablaré de libros, de películas, de canciones y de paisajes extranjeros, pero siempre con el tridente desenvainado.

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Biografía: Madrid, 1962. Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Gerencia de Empresas. Autor de los libros de relatos Los oscuros (1990) y El alma del erizo (2002), la colección de cartas Amante del sexo busca pareja morbosa (2002) y las novelas La dulce ira (1995), La muerte de Tadzio (2000), ganadora del Premio Ramón Gómez de la Serna, Los amores confiados (2005) y Las manos cortadas (2009, publicada, como la mayor parte de su obra, por Alfaguara). Ganador del Premio del Tren 2009 "Antonio Machado" de Cuento, que convoca la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, con el cuento Los años más felices.

 

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