El año de la gripe mala
Archivado en: En la cuerda floja, Quintana del Puente, gripe, 1918
27 de julio de 1998. Camino hacia la casa de los abuelos pensando en cómo entrevistarlos y en que he olvidado los nombres de todos mis bisabuelos.
Me siento en el comedor, en una de las sillas que el abuelo hizo hace un par de años. Le enseño a la abuela cómo funciona la grabadora y le pregunto por su madre.
Abuela: «Guardo pocos recuerdos, pero me acuerdo, me acuerdo de ella; la estoy viendo cuando salía de casa. Guapa, era guapa. Llamaba la atención. También me acuerdo de que una vez se cayó cuando estaba en estado. Se llamaba Fortunata Puertas. Era prima carnal de mi padre. Para casarse necesitaron bula del arzobispado. Y el abuelo y yo también somos primos segundos. Antes las familias estaban muy trenzadas...»
Llega el abuelo. Todas las tardes (menos los domingos y festivos), salía a echar la partida.
Abuela: «Allí está el abuelo. Así nos saca de dudas».
Le pregunto por Fortunata Puertas.
Abuelo: «Me acuerdo de su entierro. A la puerta de la casa, tu padre dijo unas palabras. Luego la llevaron al cementerio».
Abuela: «Entonces el cementerio era más pequeño. Para ampliarlo tiraron un tabique que estaba pegado a la lápida, así que no hemos conservado los restos...»
Abuelo: «Tampoco encontramos a mi padre cuando removieron la tierra. No apareció nada. Y de mi madre, menos: se murió antes».
Abuela: «Mi madre, que en paz descanse, se murió de veintiocho años. Tres días después de que naciese mi hermano Claudio. Yo entonces tenía siete años. Falleció el 18 de octubre del año 18. Del año 1918. El año de la gripe mala, que hubo una gripe muy mala. Murió la flor del pueblo: la hija del secretario, Indalecio, Azorero...»
2009. Aquel verano del 98 sólo dos o tres tardes saqué la grabadora para charlar con mis abuelos maternos. Cuánto lamento ahora no haber continuado entrevistándolos. Quería conservar sus historias, escribir un libro. Pero siempre ando demasiado liado, ay, o eso digo, que para acometer los proyectos que nos importan deberíamos encontrar el tiempo que merecen. Sólo conservo un par de cintas de aquellas conversaciones. Buscando en Google, he hallado el estudio La epidemia de gripe de 1918 en Palencia, del historiador Ángel de Prado Moura. En la página 22 del PDF (la 178 de un libro cuyo título aún no he averiguado) cuenta que en el mes de octubre la epidemia alcanzó su mayor virulencia: «En Quintana del Puente, por poner un ejemplo, de cien vecinos hay 92 atacados».
El 14 de octubre se declaró de manera oficial la existencia de una epidemia de gripe en la provincia de Palencia (pág. 24). Del 17 al 20 de octubre el número de muertos alcanzó las cotas más altas. «La prensa se llena de esquelas y esto alarma a la población», apunta Ángel de Prado Moura (pág. 26). Por fin, el 9 de diciembre el B.O.E. publicó la extinción de la gripe en 46 pueblos, entre los que estaba Quintana del Puente. Según Ángel de Prado Moura, en Palencia murieron más de 2.800 personas, ya que muchos pueblos no notificaron las cifras de fallecidos a las autoridades provinciales. En la penúltima página del documento señala que la edad media de los fallecidos oscilaba entre 25 y 35 años. Mi bisabuela, según recordaba la abuela Primi, «se murió de veintiocho años».
Publicado el 29 de abril de 2009 a las 10:30.