Las respuestas de Segurola
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Santiago Segurola ayer se ganó el sueldo. Bueno, cualquier otro día también se lo curra: además de un excelente cronista, es un profesional, un periodista que parece disponer siempre del espacio exacto para expresarse, que no desprecia a las palabras ni las despilfarra.
Como en cualquier entrevista, en las llamadas charlas o encuentros digitales se pueden sortear o eludir las cuestiones más molestas e incómodas. Ya sea mediante la selección de preguntas o saliéndose por peteneras al responder (ese arte lo bordan los políticos). Pero ayer por la tarde, en su habitual charla de los lunes, Segurola dejó que los lectores de Marca.com le pusieran en un serio aprieto. A muchos de ellos no les había agradado nada la portada del día anterior.
En Kiosko.net podemos ver las últimas portadas de Marca.com
Segurola cogió el toro por los cuernos. La primera respuesta, extensa pero muy bien articulada, es antológica. Iba a copiar algunos fragmentos pero me parece mejor reproducirla entera:
"Buenas tardes. Son mayoría los reproches de lectores indignados con la portada que publicó MARCA ayer: ¿Campeón por decreto?, en referencia al Barça tras el partido que disputó con el Recreativo de Huelva. En muchos casos el fastidio corresponde a lectores que se declaran hinchas del Real Madrid. Antes que nada, es preciso aclarar que un periódico es un colectivo muy amplio, con opiniones diversas, opuestas en muchos casos. Creo que la pluralidad de opiniones es necesaria y siempre beneficiosa. En MARCA escriben periodistas y analistas muy destacados, gente como Jorge Valdano, Julio César Iglesias, Michel, Gerardo Riquelme, Roberto Palomar y un largo etcétera. Cada uno de ellos defiende su crédito desde hace muchos años. La diversidad de opiniones, y hasta las diferencias más abruptas, no impiden que un periódico, y éste también, se estructure a través de una jerarquía, que define su posición a través de una línea editorial. Es una responsabilidad bien definida. He comentado varias veces en estas charlas que detesto las teorías conspirativas en el fútbol, principalmente porque alejan a los aficionados de la verdadera naturaleza del campeonato: el juego y sus emociones. Siempre he considerado que es muy fácil interpretar un papel victimista. En el fútbol, más. Hace poco los hinchas del Athletic me reprochaban la posición que mantuve en el último partido frente al Madrid. Consideraba que era malo buscar coartadas para justificar el mal juego y los lamentables resultados del equipo. Cuatro semanas después, y visto lo que ha sucedido desde entonces, me mantengo en las mismas. Con respecto al Barça, sólo puedo expresar mi enorme admiración por el juego del mejor equipo del mundo. De eso no tengo ninguna duda. El Barça juega como los dioses. El sábado se benefició en dos casos: la mano de Sylvinho en el área, aunque estuviera de espaldas a la jugada, y el derribo de Valdés a un delantero del Recreativo. Salió perjudicado en el gol anulado a Henry. Creo que estaba por detrás de la línea de la pelota y no era fuera de juego. No voy a considerar los errores del árbitro como parte de una estrategia perfectamente orquestada para favorecer a un equipo que marca más goles que nadie, recibe menos que ninguno y juega con una grandeza admirable. En gran parte, el Barça ha ganado mucho en los últimos tiempos gracias a un factor fundamental: el destierro de las quejas. Durante los años sesenta, setenta y ochenta, fue un club llorón, siempre buscando excusas para justificar sus derrotas. Todo eso cambió con Cruyff. El Madrid, que ya intentó a principios de temporada explotar el victimismo (Mijatovic y su ataque a los árbitros), haría muy mal en persistir en esta línea. En cuanto a la portada, no la comparto, como no he compartido muchas otras en los periódicos en los que he trabajado. Eso no significa eludir la responsabilidad. Trabajo en MARCA y deseo que el periódico se gane el mayor respeto posible".
El resto de la charla no tiene desperdicio. Cuando insisten, escueto, contesta: "He respondido anteriormente a esta cuestión. Ojalá pudiéramos hablar más del juego y menos de otras cosas". Y, al tercer envite, también parco, añade: "Uff, saco bandera blanca".
Con ironía, tras la última pregunta se despide así: "Gracias por vuestra presencia. Voy a ponerme tiritas por todo el cuerpo".
Publicado el 14 de abril de 2009 a las 09:45.