En el inolvidable verano del 92, el aspirante a periodista y escritor frustrado que actualiza este blog se empeñó en entrevistar a Miguel Delibes (1920-2010). Quería charlar con él en Valladolid, su ciudad natal, o en Sedano, el pueblo burgalés donde veraneaba. Pero, amable y conciso, don Miguel sólo accedió a responder un cuestionario.
En marzo de 1993 la entrevista apareció publicada en Ciudadela, una revista de literatura navarra (aprovecho para agradecer a Pablo Sánchez Ostiz, su director, y a Pedro de Miguel la ayuda que me prestaron).
El siglo pasado no existía Twitter, ya, pero me ha sorprendido que sólo superen los 140 caracteres una de las preguntas y una de las respuestas. Fiel al espíritu de este blog (de entrevistas y lo que se tercie), y aún apenado (ciertas muertes nos van dejando más huérfanos), la reproduzco aquí. Pido indulgencia: fue mi primera entrevista.
¿Se puede hablar, en su caso, de una obsesión personal por incidir en la desesperanza?
No se trata de una obsesión, sino de ver la manera de que ciertas situaciones injustas se modifiquen.
¿En qué sentido la plasmación de una realidad determinada le ha constituido en su defensor?
En todos los sentidos.
¿Qué soluciones concretas concibe para armonizar la antítesis actual entre naturaleza y progreso?
Yo soy el obligado a denunciar esa antítesis. Los remedios deben darlos los políticos.
¿No le apena la posibilidad de que su obra sea la crónica de una época y unos modos de vida que agonizan, de una Castilla que se diluye?
No. Es la forma en que de alguna manera permanezcan. En tal fecha, Castilla fue así.
¿Y dónde hallamos en la actualidad el mundo de sus libros?
Naturalmente en el campo, aunque la Naturaleza es cada día más difícil encontrarla.
Dadas las similitudes entre sus aficiones y lo que le preocupa con la temática de su obra, ¿no demuestra usted que el novelista escribe sobre sí mismo?
Inevitable. La novela es invención y recreación, pero también, en buena parte, autobiografía.
¿Cómo se han reflejado en su obra sus actividades periodísticas?
Son actividades que siempre se han interferido. He dicho que el periodismo es una literatura apresurada. El escribir novelas y la labor periodística se ayudan mutuamente.
¿Qué importancia da a la técnica y a la inspiración?
La inspiración consiste en haber dormido bien. La técnica es imprescindible.
¿Cuál fue la razón de que comenzara a escribir novelas?
Una necesidad de comunicación que no podía satisfacer más que con el lapicero.
¿En qué medida cree que le han condicionado el éxito, la crítica y el público?
No me siento condicionado. Escribo lo que quiero sin preocuparme de si va a ser bien o mal recibido.
Los premios literarios, ¿le son indiferentes?
No. Si fuera indiferente hacia los premios no habría mandado La sombra del ciprés es alargada al Nadal.
Con esta novela se dio a conocer y ganó el Premio Nadal 1947; pero, ¿por qué se distancia del resto de su producción?
Es más inmadura, más pretenciosa y más rebuscada.
¿A qué obecede el constante, creo yo, cambio estructural en sus novelas?
No hay que hacer siempre lo mismo. Cada novela debe tener el tono y la estructura que exige su argumento.
En sus últimas obras, ¿busca la novedad, sorprender, o más bien finalizar, cerrar el círculo de una temática que debe dar más de sí misma?
Sin querer uno va cerrando su obra a medida que envejece. Creo que es un afán instintivo.
¿Podría, como si fuera ajena, señalar lo sobresaliente y lo criticable de su obra?
Imposible verla como ajena.
En la evolución de la novela, ¿qué lugar ocupa su generación? ¿Y, en ella, usted?
Tampoco soy yo quien debe responder a estas preguntas.
¿Encuentra conexiones entre usted y sus contemporáneos?
Sin duda las habrá, pero yo no soy consciente de ellas. En realidad todos somos hijos de unos mismos padres.
Entonces, ¿quiénes le han influido?
Proust, Woolf, Dostoyewski, etc.
¿Hacia dónde camina hoy la novela?
Camina hacia donde camina; la novela tiene una misión esencial: contar una historia. Las experiencias en contra son esos, meras experiencias.
¿Qué destacaría de la novelística de los últimos años?
Su carácter cosmopolita emparentado con el ideal europeo.
¿Podría explica la evolución de su obra?
No me estudio. Otros lo han hecho.
¿Por qué ha escrito sus tres libros de memorias?
Por lo que escribo todos, por una exigencia interior de comunicarme.
¿Qué se necesita para ser un buen escritor? ¿Y para triunfar?
Escribir bien y que la gente, el lector, te estime.
¿Qué postura adopta ante la vejez y ante la muerte?
Resignación.
¿Cómo le gustaría ser recordado?
Más o menos como lo que fui, si fui alguien.
Publicado el 15 de marzo de 2010 a las 11:15.