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Blog de Enrique Hormigos

Demasiada letra

Asociaciones

Archivado en: cine

Dice Paul Auster que su forma de crear es asociativa: una historia lleva a otra historia, una idea a otra idea y una imagen a otra. Un método bastante chulo, la verdad.

Así pues, uno coge el periódico y lee que en el Festival de Sitges van a dar un premio a Abel Ferrara, un tío que al enterarse de que alguien planea rodar un refrito de una de sus pelis desea al director (Werner Herzog) "que se caiga muerto" y "que jodan también a Nicolas Cage y a todo el que esté involucrado en ese proyecto. Son unos copiones, que se pudran en el infierno, los odio a todos. Si me los encuentro les haré daño." Si señor. Quien quiera hacer una película, por lo menos que se la curre y le pegue a la meninge.

El nuevo trabajo de este fulano tan celoso de su material se llama "Chelsea on the Rocks", un documental en el que cuenta la historia y las historias del legendario hotel Chelsea de Nueva York (imagino que en plan "en esta habitación se lijó Jimi Hendrix un punteo de nueve horas... por aquellas escaleras rodó medio cocido Leonard Cohen... aquí estiró la pata Dylan Thomas" y tal...).

Y sin embargo, un par de huéspedes de la larga lista me llaman la atención.
¿Qué quiénes son?
La solución, mañana.
Que tampoco voy a contarlo todo el primer día.

Publicado el 9 de octubre de 2008 a las 22:00.

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Enrique Hormigos

Enrique Hormigos

Desde que me metí en el lucrativo negocio del humor con la idea de hacer una fortuna en un par de semanas y retirarme a vivir de las rentas en una hermosa finca en la Toscana, hay una escena que se repite de manera exacta cada vez que busco echarle el lazo a un nuevo cliente.

La cosa empieza en el despacho de la víctima, dónde me presento generalmente sin avisar (soy un fan del "Efecto Sorpresa"). Una vez que el director se da cuenta de que no me sacará de su despacho sin la ayuda de un revolver del 45, suspira resignado y abre mi viejo carpetón (Viejo desde el día en que lo compré. Lo até mal a la baca de mi motocicleta y, recién salido de la tienda, lo arrastré durante 200 metros por el asfalto. Pero bueno; no lo iba a tirar).

Silencio sepulcral. El tío estudia el material y, después de un rato sin decir ni pío, se rasca la barbilla y murmura: "Mmmm... Demasiada letra..."
Fin de la entrevista.

Y aunque nunca he entendido porqué la gente no se rasca la barbilla y murmura "Mmmm... Demasiada letra" cuando lee los chistes de Forges o de El Perich, espero que, en este caso, mi asqueroso defecto no os desanime demasiado.

De cualquier manera, gracias por sintonizar este canal.
Un saludo.

 

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