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Dice Paul Auster que su forma de crear es asociativa: una historia lleva a otra historia, una idea a otra idea y una imagen a otra. Un método bastante chulo, la verdad.
Así pues, uno coge el periódico y lee que en el Festival de Sitges van a dar un premio a Abel Ferrara, un tío que al enterarse de que alguien planea rodar un refrito de una de sus pelis desea al director (Werner Herzog) "que se caiga muerto" y "que jodan también a Nicolas Cage y a todo el que esté involucrado en ese proyecto. Son unos copiones, que se pudran en el infierno, los odio a todos. Si me los encuentro les haré daño." Si señor. Quien quiera hacer una película, por lo menos que se la curre y le pegue a la meninge.
El nuevo trabajo de este fulano tan celoso de su material se llama "Chelsea on the Rocks", un documental en el que cuenta la historia y las historias del legendario hotel Chelsea de Nueva York (imagino que en plan "en esta habitación se lijó Jimi Hendrix un punteo de nueve horas... por aquellas escaleras rodó medio cocido Leonard Cohen... aquí estiró la pata Dylan Thomas" y tal...).
Y sin embargo, un par de huéspedes de la larga lista me llaman la atención.
¿Qué quiénes son?
La solución, mañana.
Que tampoco voy a contarlo todo el primer día.
Publicado el 9 de octubre de 2008 a las 22:00.