Poe.
Me acabo de enterar por la revista del Círculo de Lectores (no soy socio, pero mi abuela sí lo era y la señora mayor que le mandaba antes la revista me la manda ahora a mi en un esfuerzo conmovedor por intentar alfabetizarme) de que este año se cumplen 200 años del "nacimiento prematuro" de Edgar Allan Poe. Y digo prematuro, porque si hay algún escritor que en mi opinión haya nacido antes de tiempo, ese es Poe. El tío que se dejó de mariconadas y entró a saco en el lado oscuro. El tío que relató que describío "con el gusto por la carnicería de una autopsia" las aventuras de Arthur Gordon Pym,
despertó mi interés por el simpático y habilidoso mundo de los simios de la rue Morgue -al que terminé dedicando la viñeta de más arriba- y me los puso de corbata con alguna que otra historia (aunque, para ser sincero, en muchos casos no recuerdo que fue primero, si el cuento de Poe, la película hecha con tres perras de Roger Corman o alguna de las muy curradas historietas de Berni Wrightson).
En fin; en cualquier caso, Poe tiene muy buen envejecer y releerlo conforme uno se hace mayor (trance por el que no llegó a pasar el bueno de Poe) hace pensar en la cada vez más cercana posibilidad de, por ejemplo, vernos en la penosa eventualidad de un "entierro prematuro", problema este que tengo solucionado hace tiempo gracias a un par de sencillas instrucciones post-mortem: primero una estaca en el corazón (costumbre mucho más extendida de lo que creéis en la Inglaterra Victoriana), seguida de una cálida incineración y después, a dormir en una urna con una cuerda que salga de dentro, unida a una campanilla.
Por si resucito, claro.
Publicado el 9 de enero de 2009 a las 12:30.