Llamaba la atención a Groucho Marx en su libro de memorias "Groucho y Yo" (amigo: si sólo tienes dos pares de pantalones, no lo dudes. Vende uno de ellos, y con la pasta que te den, cómprate éste libro...) la tontería de muchos escritores y guionistas que hacen que los personajes infantiles de películas y series de televisión "hablen como si tuviesen cuarenta años. Esos chavales lanzan agudezas que honrarían a George S. Kaufman, Mark Twain o George Bernard Shaw".
Explica después que, pese a haber tenido tres hijos, esa clase de diálogos nunca se oyeron en su casa y cita como único ejemplo destacable la frase inmortal de su hijo Arthur al negarle una escopeta de balines.
Llevaba el chaval varios días dando la brasa con el tema hasta que su padre, harto de razonar con el, disparó el clásico entre los clásicos:
"Hijo mío, mientras sea yo quien mande en esta casa, no tendrás esa escopeta."
"Papá -contestó el crío-, si consigo la escopeta, ya no mandarás en esta casa."
Hace un par de semanas coincidí con una de mis sobrinas. Un angelito de 7 años con respuestas para todo (y un pelín marisabidilla, ahora que no me oye...).
Acababa de empezar en cole y estaba en su habitación, concentradísima, coloreando un dibujo.
Me asomé a la puerta y le pregunté, en plan "tío graciosete":
Yo: "Hola, Pilar... ¿Qué tal el cole?"
Pilar (ausente, sin levantar la cabeza del papel): "Bien."
Yo: "¿Ya te han hecho directora?"
Pilar (ausente, sin levantar la cabeza del papel): "Todavía no..."
Esa es mi chica...
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Publicado el 14 de octubre de 2008 a las 11:30.