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Bicheando, como dice mi amigo Javier López Caballero, he encontrado en internet una noticia de la Agencia France Press que publica la web estadounidense Univision Noticias. Si yo lo contara parecería que estoy haciendo una broma o más bien que me he bebido hasta el agua de los floreros, así que prefiero reproducir el texto completo y que cada cual saque sus propias conclusiones.
¿Aficionado a la caza de patos? ¿Por qué no disparar un último cartucho, con sus propias cenizas en el interior? ¿O tal vez contar su vida a través de un código de barras en su tumba? En Estados Unidos, un país ávido de innovaciones, se puede sobrevivir después de la muerte.
Desde julio, la empresa Holy Smoke (Humo Santo), fundada por dos guardas de caza de Stockton (Alabama, sureste), se propone "rendir homenaje a las personas amantes del aire libre que ustedes fueron" con la incorporación de sus cenizas en una selección de 250 balas de un revólver o una pistola, o 100 cartuchos de escopeta.
Thad Holmes, de 56 años, y Clem Parnell, de 58, tuvieron esta idea al hablar de los funerales: "Pensé que me gustaría que mis cenizas estuvieran en una bala disparada por alguien que sepa de caza. Yo descansaría en paz si supiera que lo último que ve un pato es a mí persiguiéndolo a 1.000 km/h", dijo Parnell en el sitio de internet myholysmoke.com.
La empresa, que no toma ninguna decisión relacionada con la propia cremación, recibe las cenizas, que cargará "con cuidado y respeto" en los cartuchos, a un costo de 850 dólares.
Se trata de un "modo ecológico de esparcir las cenizas practicando una actividad favorita", observó Holy Smoke, según la cual "la huella ecológica es casi cero" y "las cenizas no afectan la eficacia del tiro, el polvo o la propia arma".
"¡Y usted puede proteger su hogar y su familia, incluso estando muerto!", agregó Holmes consultado por la AFP. "Si alguien viene a robar, se pueden usar municiones con sus cenizas en el interior", dijo.
Holy Smoke, que se ha encargado de las cenizas de dos personas y se prepara para las de otras cuatro, recibió cientos de solicitudes de información, especialmente de Estados Unidos y Canadá, de cazadores, tiradores de competición, militares o aficionados del tiro a la paloma, dijo.
La otra innovación de la industria funeraria estadounidense: el código de barra QR para contar su historia a los visitantes al cementerio con un teléfono inteligente.
Greg Young y Zachary Garbow, dos jóvenes ex-ingenieros de IBM, crearon en febrero Funeral Innovations, que ofrece, entre otras tecnologías, el código de barras de la Memoria, una "forma totalmente nueva de recordar una vida pasada", dijeron los inventores en un comunicado de prensa.
El código QR, un código de barras que puede almacenar información digital, está metido bajo un cristal en una placa con el nombre de la persona fallecida, para poner en una tumba o chimenea.
El visitante equipado con un teléfono inteligente puede descargar la aplicación --que se abre "para siempre" a través de la página web de la funeraria-- de la memoria virtual de la persona fallecida, con su fotografía, su biografía, mensajes de condolencia y un registro siempre abierto.
"Tenemos unas cien tumbas equipadas así" en Iowa (centro) y Wisconsin (norte), dijo Young a la AFP, precisando que el costo es de 100 dólares.
Mandy, que no quiso dar su apellido, trabaja en una funeraria de Iowa que probó el código. "Es interesante", dijo a la AFP, "no para la vieja generación, sino para los jóvenes, es un producto que les encantará", dijo.
Publicado el 4 de noviembre de 2011 a las 00:00.