Los cazadores pagan dos millones de euros al año por los daños de animales salvajes
Dos millones de euros al año. Es lo que cuesta pagar los daños que las especies cinegéticas ocasionan en Asturias cada año. De esta cifra, medio millón de euros corresponde a los pagos derivados de los accidentes de tráfico con animales salvajes.
El pago de estos dos millones de euros recae directamente en los cazadores, que tienen que hacer frente a estas indemnizaciones a través de los cotos de caza. Y es que aunque la ley de Tráfico estatal aprobada en 2005 dice en su disposición novena que los daños ocasionados por este tipo de accidentes pueden recaer en el conductor si conduce de forma indebida; en el cazador, si el siniestro se produjo como consecuencia de la acción de cazar o de la mala gestión del coto, o en el gestor de la vía, lo cierto es que en la mayoría de los casos, al menos en Asturias, el juez resuelve el caso imputando la culpa a los cazadores, que llevan tiempo alertando que el hacer frente a estas indemnizaciones les está llevando a la ruina.
El Principado tiene otra ley, vigente desde 1989, en la que se dice que los cazadores son los responsables de los accidentes de tráfico con especies cinegéticas. Pero si en algo coinciden los biólogos, cazadores, la Administración y los letrados es en asegurar que las leyes tienen muchas incongruencias y que es necesario modificarlas para que no siempre sea el cazador el que tenga que hacerse cargo de los pagos.
La Consejería de Medio Ambiente del Principado de Asturias, a través de la Dirección General de Biodiversidad y Paisaje, organizó días atrás unas jornadas para debatir sobre este tema y algunos de los ejemplos que se expusieron en las jornadas no dejan lugar a dudas sobre supuestas incongruencias de las leyes vigentes. Un ejemplo expuesto fue el siguiente: si un avión despega del aeropuerto de Santiago del Monte y una bandada de palomas se introduce en sus motores y provoca un accidente, sería el coto de caza de la zona el que tendría que hacerse cargo del pago de las indemnizaciones porque las palomas están catalogadas como especies cinegéticas en Asturias. «Esto no tendría ningún sentido», asegura Carlos Nores, biólogo de la Universidad de Oviedo, que participó en este debate. Parece difícil que ocurra este caso pero en enero del año pasado un Airbus con 155 pasajeros terminó amerizando en el río Hudson, en Nueva York, por culpa de una bandada de pájaros que, al entrar en los motores, causó una pérdida de altura.
De momento la Administración regional tiene las manos atadas pese a que, según manifestó Félix García Gaona, director general de Biodiversidad y Paisaje, reconocen que «siempre recae la culpa sobre el cazador». Francisco Cuenca Anaya, decano del Colegio de Notarios de Sevilla y experto en temas cinegéticos, insistió en que «un accidente provocado en la carretera no es nunca una acción de caza, es una cuestión de leyes de tráfico, donde tiene competencia exclusiva el Estado». Pero a pesar de que ninguna de las partes está conforme con que el cazador siempre se haga cargo del siniestro, las estadísticas revelan que sí que ocurre. Mientras tanto, los cazadores aseguran que una de cada cuatro sociedades cinegéticas de Asturias están en quiebra técnica
Publicado el 7 de marzo de 2010 a las 21:30.