Club de Monteros, monterías a la vieja usanza
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El pasado sábado día 23 asistí a una montería organizada por el Club de Monteros en la localidad zamorana de Muelas del Pan. Hace cuatro años estuve cazando en el mismo municipio, la misma mancha (El Uno) pero con distinta organización. Muchas cosas han cambiado en estos cuatro años, -incluso la máquina de refrescos que hay frente al lugar de encuentro: Pepsi-Cola le ha ganado la batalla a Coca-Cola-, quizá la más importante de ellas sea que quien organizaba la montería era el Club de Monteros y que gracias a ellos se han producido una serie de cambios que hacen que la montería haya recuperado su esencia más primigenia.
Sorprende en primer lugar la puntualidad horaria según el programa establecido. La hora de reunión estaba prevista a las nueve de la mañana y a esa hora ya estaban preparando el papeleo propio de este evento en el comedor del ‘La Tomasita'. Tras las migas de rigor, comenzó el sorteo de los puestos a las 10'45 horas con las pertinentes normas y explicaciones de la mancha a cazar.
Otro de los cambios fue que cada armada que se sorteaba, salía con su postor en ese momento para ocupar su puesto en el monte, en lugar de esperar a que se sortearan todos las armadas. El tercer gran cambio, que para mí supone además un salto cuantitativo en la calidad de una montería, es que a los puestos no se iba en remolques de tractores. Si por algo nos caracterizamos la mayoría de los monteros es por la posesión de vehículo todo terrero, así que fuimos al monte ‘como Dios (y la Guardia Civil) manda'. Aquí es donde se empieza a ver el espíritu sociable y amigable que singulariza a la montería, los cazadores no dudamos en poner nuestros vehículos a disposición del resto de compañeros, conocidos o no, para desplazar el menor número de coches al monte y agilizar el desarrollo de la jornada montera.
El número de piezas abatidas superó con creces a la montería de hace cuatro años, catorce jabalíes frente a los casi cincuenta abatidos el sábado.
El día amaneció tal y como la predicción meteorológica había vaticinado durante los días previos: lluvia. Pese a ello, la jornada cinegética estuvo marcada por la abundante caza observada y su variedad.
Durante el sorteo de los puestos había quedado suficientemente claro que sólo podríamos abatir al jabalí, el resto de animales estaba completamente prohibido tirarles, a excepción del zorro. Pese a ello, sólo se cazaron jabalíes, casi cincuenta, un buen número.
La mancha de 'El Uno' se caracteriza por estar pegada al embalse de Ricobayo, lo que hace que el terreno sea tremendamente escarpado con unas pendientes fortísimas. La vegetación arbórea está compuesta por encinas, roble y alcornoques con algún rodal de pino en alguna ladera. Sin embargo, el suelo está plagado de jara, lo que dificultaba tremendamente la visibilidad y obligaba a los monteros a estar concentrados en el asunto durante toda la jornada pues de no ser así, podías pasarte el día oyendo pasar a los animales sin conseguir divisarles. La falta de limpieza del monte propició el resguardo necesario para los suidos, lo que conlleva que además de obtener unos excelentes resultados, el número de cochinos que quedan en el monte sea el suficiente para asegurar una fantástica recuperación de la especie de cara a futuras monterías.
Respecto a los números hay que decir que de los 107 puestos ofertados se cubrieron 90 y que, para mover las reses que había en las 800 hectáreas de la mancha, se utilizaron 16 rehalas.
En cuanto a la montería del domingo, se abatieron 25 cochinos entre 65 posturas en una mancha bastante distinta a la del sábado. La orografía era mucho más suave aunque con una vegetación muy similar.
No quiero terminar sin destacar un hecho formidable: el Capitán de la Montería se encontraba dirigiéndola en un alto en el centro de la mancha, por lo que podía controlar el recorrido de las rehalas para que todo el mundo disfrutara. Lo interesante e importante es que a mitad de montería se habían abatido ya 20 jabalíes y el Capitán tomó la decisión de recoger a las rehalas debido a que la mancha es "caliente de paridera y no quise seguir golpeándola para dejar madre para el año que viene", palabras de Emilio Sanz Pastor. Esta decisión fue alabada por los monteros participantes.
Desde este espacio quiero felicitar al Club de Monteros tanto por la excelente preparación y desarrollo de la montería, como por su afán de mantener este arte lejos de la comercialización pura y dura de la caza que hemos vivido en los pasados años de bonanza económica.
Quizá la crisis haya servido para que los nuevos escopeteros coleccionistas de trofeos y las ‘orgánicas' cuyo único objetivo era lucrarse a costa de la caza y la seguridad en la misa, desaparezcan y este arte vuelva a recuperar la nobleza que siempre tuvo.
Publicado el 27 de enero de 2010 a las 12:00.