Tercera entrega de Monterías de Mentira
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La segunda parte finalizaba con el tema de la puntualidad en las monterías. Tras una noche de ‘duerme vela' provocado por la emoción de la llegada de la montería, te presentas en el lugar establecido por la organización, llegas a tu hora, la marcada para todos, desayunas tus migas con huevos fritos, charlas con otros cazadores, das un paseo entre los carros y furgones de las rehalas para admirar a los perros y cuando has terminado de todo esto, te vuelves al centro de reunión para no retrasar el sorteo de los puestos. JA, JA, JA.
A casi todas las monterías a las que he asistido, siempre ha habido que esperar por alguien y esto es algo que no entiendo. Si se establecen unos horarios será para cumplirlos, pero para cumplirlos todos y el que no esté pues allá se las entienda con la organización a la hora de reclamar. Lo que es del todo inaceptable es que estemos el resto de ‘escopetas' esperando al listo de turno, que muchas veces coincide con algún amiguete de la organización.
En fin, que empieza el sorteo, aquí no voy a detenerme mucho porque esto es lo que es, nunca te toca el puesto deseado o esperado, así que de lo que no tiene remedio mejor no hablar.
Cuando te dan tu plano de la mancha a batir y cuentas el número de puestos es cuando empiezas a asustarte y a rezar porque los compañeros que te tocan a derecha e izquierda sean serios y responsables, pues la conclusión que sacas es que los puestos no estarán colocados a más de 50 metros unos de otros. En los últimos años se ha adoptado como norma esta distancia y es algo completamente de locos por varias razones pero principalmente por dos: la primera por cuestión de seguridad entre cazadores y la segunda porque no se deja prácticamente oportunidad de salvación a ningún animal que intente atravesar el cerco. Con esta distancia es imposible asegurar suficientemente tanto la seguridad como la salida del bicho. Lo aconsejable es que la distancia entre puestos no sea inferior a 80 metros y la óptima es entre 150 y 200 metros.
Antes de llegar al puesto hay que escenificar la romería de las posturas. Como hay más escopetas que en la Guerra de la Independencia, la llegada los puestos se convierte en una procesión con más cofrades que el paso de la Esperanza de Triana en la ‘Madrugá' sevillana. Hay que huir del transporte en tractores y vehículos agrícolas pues estos carecen de medidas de seguridad y su uso no es el transporte de personas. Si el paseo hasta el puesto es largo pues habrá que salir antes. Las posturas se deben montar empleando los mínimos vehículos y siempre en silencio, evitando todo tipo de ruidos, portazos y conversaciones...
CONTINUARÁ
Publicado el 14 de enero de 2010 a las 11:00.