Noticias de Burgos

Abandonan sus países de origen -en América Latina, África, Europa del Este y Asia, principalmente- porque quieren alcanzar una vida mejor. Son mujeres jóvenes, inocentes, y muchas, cuando llegan al que creen ser el paraíso en el que se harán realidad todos sus sueños, terminan siendo tratadas como mercancía al caer en manos de proxenetas que las engañan con falsas promesas y terminan obligándolas a prostituirse.

El miedo y la frustración se apoderan de ellas. Viven, muchas, en condiciones infrahumanas; soportan todo tipo de vejaciones; privadas de su libertad, sin documentación y sin dinero,‘trabajan' como esclavas sexuales y sus vidas, en ocasiones, peligran. Amenazadas, insultadas constantemente, pocas se atreven a denunciar.

Es una realidad que está ahí, en nuestro entorno próximo y hacia la que no debemos cerrar los ojos; actividades clandestinas relacionadas con la inmigración ilegal y las redes de prostitución se suceden no muy lejos de nuestros confortables domicilios.

La de las mujeres que ejercen la prostitución es una realidad, invisible para quien no quiera verla, pero real y dura. Son muchas las necesidades que presentan, y no solo de tipo sociosanitario sino también emocional.

Por eso, mientras las tramas de extorsión, abuso y tráfico sexual sigan campando a sus anchas, instituciones y organizaciones deben colaborar en el desarrollo de programas que atiendan y protejan a estas personas y en acciones de información y sensibilización a la población general, que no puede, no podemos, permanecer ajena a este drama.

La actual crisis económica ha obligado a muchas mujeres -incluso españolas-, que habían dejado la prostitución, a volver a ella como único medio de ganar dinero.

Sirvan hoy estas líneas como reconocimiento a la labor que realizan en Burgos las religiosas Adoratrices, desde el programa Betania de atención a mujeres en contextos de prostitución y víctimas de la trata.

 

Publicado el 16 de mayo de 2014 a las 13:15.