Hoy les vuelvo a hablar de fútbol, “el opio del pueblo”, según lo define Burggales, incondicional de esta ‘bitácora’ y al que agradezco sus comentarios, benévolos unas veces y críticos, otras. Como debe ser.
Comenzaba este fin de semana la Fase de Ascenso a Segunda División B, en la que han conseguido colarse dos equipos de ‘casa’: el Burgos y el Mirandés. La Arandina se quedó a las puertas. Los blanquinegros jugaban en El Plantío frente al CD Elgoibar y el 2-0 deja la eliminatoria prácticamente encarrilada.
El Mirandés, por su parte, se desplazó ayer domingo hasta la localidad zaragozana de La Muela, donde consiguió un excelente resultado al encajar tres goles a su rival, que sólo cosechó uno.
El domingo día 31, Burgos y Mirandés, si consiguen mantener la ventaja, pasarán a la siguiente fase de la eliminatoria. Estamos en el buen camino, pero no hay que confiarse. Ambos deben salir al campo a GANAR el partido, sólo a eso. Ése debe ser el objetivo, y la de ganadores, la actitud sobre el césped.
Pero dejando al margen los resultados y lo puramente deportivo, me detendré en lo extradeportivo, es decir en todo aquello que rodea a este deporte que tantos odios y pasiones levanta.
Porque ayer en las instalaciones de la Ciudad Deportiva de La Muela pude comprobar, una vez más, cómo el fútbol pone al descubierto las bondades y miserias del ser humano.
Jugadores, entrenadores, árbitros, directivos y aficionados dan vida y color a un ‘paisaje’ y a una condición, la humana, que, en ocasiones, se me antoja irreconocible, porque ¿cómo es posible estar 90 minutos seguidos insultando y descalificando a jugadores y árbitros? ¡Qué fácil es criticar desde la grada!
Confieso mis simpatías por el club rojillo, al que sigo en directo desde hace años en algún que otro partido en Liga y en sucesivas fases de ascenso en las que la afición rojilla se ha volcado en cuerpo y alma y ha demostrado, como pocas, su amor a un club, que ya es hora de que dé alguna que otra alegría. Talavera, Cobeña, Villarreal, La Línea de la Concepción, La Muela, Anduva... Lo pasamos bien. Soñamos, nos ilusionamos, nos emocionamos… Entonces no pudo ser. Este año, otra vez 90 minutos para soñar con el ascenso. Burgos y Mirandés, pueden.
Publicado el 25 de mayo de 2009 a las 20:45.