Archivado en: Síndrome post-vacacional, psiquiatría, psicología, vacaciones, trabajo, empleo
Un denominador común a ciertas noticias estivales es su carácter recurrente, es decir que se repiten año tras año. Repaso la prensa y un titular afirma que "el 60% de los trabajadores sufre el síndrome post-vacacional". Desde luego que las vacaciones son un periodo que todos quisiéramos prolongar, pero con la que está cayendo en España, donde la tasa de desempleo se sitúa en el 18,5%, más del doble de la media europea, el mero hecho de reincorporarse al trabajo es motivo de alegría, al menos para una servidora. Pregunten a un parado qué piensa del dichoso síndrome post-vacacional.
Volver a la oficina, a la redacción en mi caso, al igual que los escolares vuelven a las aulas, no debe ser motivo de tristeza ni de malestar. Supone, simplemente cambiar de rutina, recuperar los viejos hábitos, y acomodar el organismo y la agenda al nuevo ritmo que nos marca la actividad laboral. Ni más ni menos.
Salir de casa cada mañana llenos de optimismo y afrontar cada jornada con una actitud positiva, aunque haya días que al regresar a casa pensemos que hubiera sido mejor no levantarse de la cama, es la mejor ‘receta' para que ese síndrome al que llaman post-vacacional no sea más que un concepto del que cada mes de septiembre escucharemos hablar hasta la saciedad.
Y a mi colega Blanca, mucho ánimo. Claro que cuesta volver al ‘tajo', pero no por ello vamos a convertir estos primeros días de septiembre en un drama porque se acabaron las vacaciones. Lo bueno es que llegarán otras porque estamos trabajando. Hasta entonces, disfrutemos de los fines de semana y del tiempo libre que nos deje nuestro trabajo.
Publicado el 2 de septiembre de 2009 a las 19:30.
