Archivado en: Política, PP, Mariano Rajoy
‘¿Y qué ha dicho Rajoy?', me preguntaba un conocido cuando al filo de las 15.00 h. del pasado sábado coincidimos en el céntrico Paseo del Espolón. ‘Poca cosa', le contesto, y es que el discurso que el líder de los populares pronunció en el acto de clausura de la Convención Regional del Partido Popular de Castilla y León, celebrada en la capital burgalesa, bajo el lema ‘Retos y soluciones', lo mismo valía para Burgos, que... para Cuenca. Salvo algunas referencias al nuevo hospital, a la central nuclear de Santa María de Garoña y a algunas infraestructuras pendientes de ejecución, Mariano Rajoy -que no se cansó de alabar la gestión del presidente de la Comunidad, Juan Vicente Herrera-, calcó el mensaje al que nos tiene acostumbrados.
Fueron treinta minutos largos de intervención ante un público entregado que irrumpió en aplausos en diez ocasiones celebrando un mensaje, que como es habitual en este tipo de eventos, reproduce de principio a fin lo que militantes y simpatizantes quieren escuchar.
Desde la perspectiva que nos da seguir estos ‘saraos' desde la tribuna de prensa, muy distinta de la que se divisa desde la butaca de participante, les diré que Rajoy no se salió en ningún momento del guión establecido. Como no podía ser de otra forma, sus primeras palabras fueron de apoyo a Su Majestad el Rey Don Juan Carlos, que esa misma mañana había sido intervenido quirúrgicamente en Barcelona. "Estamos, como siempre, con él y con la Monarquía". El auditorio en pie, irrumpe en aplausos.
Rajoy afirmó que el PP de CyL es un partido que se mueve, que mira hacia adelante, que se adapta a los cambios de la sociedad, que trabaja constantemente para ser mejor y que, por todo ello, logrará la victoria en las elecciones del próximo año: "Esto es el secreto del éxito". Rajoy se mostró optimista y confesó que aspira a renovar la confianza de los castellanos y leoneses.
Entrado en el capítulo de alabanzas, la primera fue para el Plan de Empleo Juvenil de la Junta de Castilla y León. En este punto, el líder popular remarcó que la lucha contra el desempleo debe ser el objetivo prioritario en España: "Es inaceptable que de cada cien jóvenes que quieren trabajar, 45 no puedan hacerlo". Y aquí llegó la primera crítica al Gobierno de Zapatero, a su política económica.
A continuación, habló del Pacto por la Educación, pero no detalló porque finalmente el PP dijo no. "Los pactos son para cambiar las cosas; la educación en España debe ser mejorada y hay que cambiar las cosas. Se nos han dado tres o cuatro medidas, pero no se va al fondo del asunto porque no hay coraje, no hay ganas, no hay determinación y porque éste es un Gobierno instalado en el no hacer nada".
El presidente del PP habló también de las cajas de ahorro, dijo celebrar "los pasos que se han dado en Castilla y León", donde la reordenación del sistema financiero se ha hecho "con sentido común y con sensatez" y lanzó un aviso a navegantes: "Hoy no se puede ser pequeño, hoy hay que buscar dinero fuera y para eso hay que ser grande o establecer alianzas con alguien que te haga ser grande".
A su "querido" Juan Vicente, Rajoy mostró su apoyo a eso que se ha dado en llamar ‘Agenda por la población', una iniciativa a medio y largo plazo para favorecer el desarrollo demográfico.
En su repaso a las infraestructuras, se acordó del ministro de Fomento y enumeró algunos de los retrasos y olvidos del Gobierno de la Nación con Castilla y León, como por ejemplo la autovía del Duero, Burgos-Logroño... Y a mitad de discurso, se refirió al nuevo hospital de Burgos, "que va a ser uno de los hospitales de referencia en España".
Llegado a este punto, se sumergió en la política nacional y el líder de los populares se entretuvo en compartir con su público los entresijos de las dos reuniones que había mantenido esa misma semana: con Zapatero el miércoles, en La Moncloa, "porque me llamó" y con Montilla el jueves, en el Palau, también "porque me llamó".
Rajoy confesó que la reunión con Montilla le gustó. Al presidente de la Generalitat le pidió "que hiciera pedagogía de la Constitución, porque creo que es bueno para Cataluña y para España".
"Un día antes", recordó Rajoy, "estuve con él". Con Zapatero. Hablando de economía. "Él me llamó para hablar de dos cosas, y yo hablé de alguna más que logré introducir no sin dificultades". Le pidió, según recordó, que hiciera un Plan, que se dirigiera a la Nación, y que explicara sus objetivos y prioridades; que redujera el déficit público y que realizara reformas en el modelo económico.
De Zapatero dijo que uno de sus principales defectos es "maquillar la realidad"; estar gobernando "a tontas y a locas", "a la chapuza" y "pensando en el cuarto de hora siguiente"; que "ha cosechado lo que ha sembrado" y que ha cometido "infinidad de errores": el primero, negar la crisis; el segundo, echarle la culpa a los demás; el tercero, decir que estábamos los mejor preparados de Europa; y el cuarto, afirmar que el sistema financiero español era el mejor del mundo. "Cuando por fin tuvo que reconocer la crisis sólo se le ocurrió incrementar el gasto público hasta llevarnos a un déficit del 11,2%".
Rajoy lamentó la incapacidad del actual gobierno para dar "confianza, seguridad y certidumbre" a la población y le acusó de carecer de reglas de juego.
Y para no cansar al personal, y ya en la recta final de su discurso, Rajoy volvió a afirmar que cuando el PP gane las elecciones, "Garoña no se va cerrar".
En su despedida, el líder popular prometió como alternativa de Gobierno un PP que gobernará "desde la responsabilidad, con sentido común, con prudencia en las formas y con firmeza en los principios y en las ideas y en el fondo, con solvencia, con juego limpio y con audacia y empuje reformista".
Todo esto, y algo más que seguro me dejo en el tintero, dijo Rajoy el sábado en Burgos.
Publicado el 10 de mayo de 2010 a las 22:15.